Falsos Maestros y los Apóstoles Modernos

Algunas personas me han criticado cuando denuncio por ahí a al algún falso maestro. La crítica no me preocupa ni tampoco me extraña. La crítica es algo que como cristianos debemos esperar, incluso de otros cristianos. Nuestro primer deber es la fidelidad a Dios, no a la gente, aunque servimos a la gente.

He recibido los insultos más rabiosos de algunos ateos que uno se pueda imaginar. También eso lo espero. Lo que sí me extraña en sobremanera es que las voces y predicadores que hablan la verdad del evangelio, que exponen a los falsos maestros, y que prediquen el evangelio puro sean tan pocos y vayan en retroceso, sobre todo en el mundo hispano. No se trata de hacer cacerías de brujas, sino de proteger a las ovejas y al mismo tiempo enseñar la verdad. Es por eso, que cuando hablo de algún falso maestro, muestro la evidencia cotejada a la luz de la Escritura. No es algo que tomo con ligereza.

Con todo esto, me pregunto:

¿Qué harían Jesús y los apóstoles en nuestro tiempo?

Aquí es cuando tanto cristianos como seculares sacan la carta del famoso ¡“No JUZGUES”!

Esto es lo que tengo que decir al respecto: Que contestar cuando te dicen que no juzgues.

Lo que es cierto es que debemos hacer lo que nos manda la escritura, no lo que sea popular o que la gente quiera escuchar.

Lo que es cierto es que debemos hacer lo que nos manda la escritura, no lo que sea popular o que la gente quiera escuchar.

Me da gusto que aun existen algunos valientes como Albert Mohler, presidente de la convención Bautista del Sur, que tienen la perspectiva correcta. Esto es lo que ha dicho al respecto:

“La iglesia de hoy no puede permanecer fiel si tolera a los falsos maestros y deja sus enseñanzas sin corregir y sin confrontar”.

¡Bravo Dr. Mohler! Ojalá más líderes en la iglesia pensaran igual y actuasen ante esto.

Los pasajes bíblicos que hablan de exponer falsos maestros son muy numerosos. El libro completo de Judas (hermano de Jesús) es una advertencia contra falsos maestros.

Pablo expuso a los falsos maestros incontables veces y enseño a su hijo espiritual, Timoteo, a hacer lo mismo:

“Al partir para Macedonia, te encargué que permanecieras en Éfeso y les ordenaras a algunos supuestos maestros que dejen de enseñar doctrinas falsas y de prestar atención a leyendas y genealogías interminables. Esas cosas provocan controversias en vez de llevar adelante la obra de Dios que es por la fe.  Debes hacerlo así para que el amor brote de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera”. 1 Timoteo 1:3-5

Pablo no tuvo problema en mencionar por nombre y a detalle a los falsos maestros. Asi lo hace en el siguiente pasaje:

“Timoteo, hijo mío, te doy este encargo porque tengo en cuenta las profecías que antes se hicieron acerca de ti. Deseo que, apoyado en ellas, pelees la buena batalla y mantengas la fe y una buena conciencia. Por no hacerle caso a su conciencia, algunos han naufragado en la fe. Entre ellos están Himeneo y Alejandro, a quienes he entregado a Satanás para que aprendan a no blasfemar”. 1 Timoteo 1:18-20

Pablo dice que expongamos falsas enseñanzas:

“No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas”. Efesios 5:11

Pablo incluso maldice a los que predican “otro evangelio”:

“No es que haya otro evangelio, sino que ciertos individuos están sembrando confusión entre ustedes y quieren tergiversar el evangelio de Cristo. Pero aun si alguno de nosotros o un ángel del cielo les predicara un evangelio distinto del que les hemos predicado, ¡que caiga bajo maldición!” Gal. 1:7-8

ACERCA DE LOS APÓSTOLES MODERNOS

Pablo advierte también acerca de los “Falsos Apóstoles”. Hoy en día a muchos líderes religiosos les gusta llamarse “Apóstoles”.

Déjenme afirmar sin temor a equivocarme que los Apóstoles ya no están entre nosotros.

 Déjenme afirmar sin temor a equivocarme que los Apóstoles ya no están entre nosotros. Los Apóstoles fueron designados personalmente por Jesús en vida (los 12) o después de su resurrección (Santiago su hermano y Pablo).

Cuando muere Judas Iscariote, los apóstoles escogen a otro apóstol (Matías), y las condiciones para escoger a los candidatos fueron las siguientes:

“Por tanto, es preciso que se una a nosotros un testigo de la resurrección, uno de los que nos acompañaban todo el tiempo que el Señor Jesús vivió entre nosotros, desde que Juan bautizaba hasta el día en que Jesús fue llevado de entre nosotros.» Así que propusieron a dos: a José, llamado Barsabás, apodado el Justo, y a Matías”. Hechos 1:21-23

Reforzando esto, Pablo defiende su apostolado argumentando que su autoridad como apóstol viene de haber estado y visto a Jesús resucitado:

“¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor?” 1 Cor. 1:9

Así que, si alguien se quiere llamar apóstol, tiene que ser testigo de la resurrección y haber sido designado por Jesús o haber sido discípulo de Jesús desde el principio de su ministerio. Hoy en día NADIE llena estos requisitos.

Con Juan murió el último apóstol. La escritura a nadie más le llama apóstol una vez que estos mueren ni tampoco lo hicieron ninguno de sus discípulos como Ignacio, Papías, Ireneo, Clemente de Roma, ni Policarpo. El nombre correcto y bíblico para un líder cristiano hoy en día es Epíscope (traducido como Supervisor u obispo), presbítero (anciano), diácono, o Pastor.

El denunciar a un falso maestro es bíblico. Jesús, los Apóstoles, y todos los líderes a través de la historia de la iglesia lo han hecho con el propósito de mantener la sana doctrina. Por algo Pablo y Jesús fueron tan serios con respecto a esto: hay vidas y almas eternas de por medio. ¡ESTO NO ES UN JUEGO!

Así que, al igual que los apologistas de antaño, los apóstoles, y Cristo mismo, seguiré defendiendo la sana doctrina y exponiendo a aquellos que predican otro evangelio aunque me cueste «likes» en facebook o finalmente, como dijo Atanasio, «aunque me quede solo contra el mundo». Finalmente esto no es el foco de mi ministerio. Prefiero enseñar la verdad que denunciar el error.

Al mismo tiempo, ni yo ni ningún otro líder somos inmunes al error, y vaya que me he equivocado. Pero una cosa es caer en el error ocasionalmente o tener una herejía por omisión (sin querer o por ignorancia) y otra muy distinta es enseñar otro evangelio del que Jesús y los apóstoles establecieron. En ese espíritu, mis líderes y mi Pastor saben que tienen mi permiso y obligación de corregirme si creen que he caído en algún error doctrinal serio. Esa es la única forma en la que la verdadera iglesia de Cristo y el verdadero evangelio perdurarán hasta que Él venga.

Amen!

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