25 DE DICIEMBRE, SOLSTICIOS Y SOL INVICTUS
Por Raul Jaramillo
¿Qué relación existe entre el 25 de diciembre y una deidad romana? ¿De qué modo la iglesia estableció en esta fecha la celebración del nacimiento de Cristo?
«¡Todo es culpa de Constantino y su influencia en la iglesia!»,
…claman algunos en las épocas decembrinas cuando se acerca la fecha en la que cristianos de todo el mundo empezamos las festividades navideñas. Uno de los argumentos propuestos más comunes que se expanden con fuerza en forma de videos y publicaciones en redes sociales es que la elección de la fecha del 25 de diciembre viene del siglo IV, cuando existió una influencia tan fuerte del paganismo sobre la iglesia que los líderes no tuvieron más remedio que sucumbir ante la presión de los cultos solares y corrompieron las tradiciones para mezclarse con la adoración falsa de estas sectas politeístas. En el siguiente escrito resumiré y presentaré una traducción del artículo “Sol Invictus, the Winter Solstice and the Origins of Christmas” del eminente historiador de la época clásica y experto en arte romano Steven Hijmans, que lidia exhaustivamente con tal argumento. Además, añadiré breves comentarios y referencias adicionales para complementar su postura, concluyendo de esa manera que el origen de la elección del 25 de diciembre como fecha conmemorativa de la iglesia para el nacimiento de Cristo Jesús responde a razones teológicas, cósmico-simbólicas y que forma parte de un debate interno de la iglesia, y no tanto a un sincretismo religioso con deidades paganas.
Decidí hacer este artículo por separado de un argumento mayor por cuestiones de extensión y además que el argumento de Hijmans es tan crucial que merece ser evaluado de forma independiente 1.
Pese a las razones expuestas en la academia histórica para defender la teoría del cálculo (afirmando que el cálculo de la fecha del nacimiento de Cristo está relacionada con la fecha de su muerte) 2, la teoría popular más prominente entre ateos y cristianos de internet es que el 25 de diciembre es la consecuencia de un sincretismo impío que surge en el siglo IV a causa de una perversa jerarquía política y religiosa que tomó de las celebraciones paganas romanas y las integró a la liturgia de la iglesia en un intento de cristianizar las festividades y tradiciones para ganar adeptos. Hijmans en su artículo explica cómo esta teoría se originó en primer lugar, sus bases históricas y la falta de evidencia que hay para respaldarla.
Paralelamente se presenta una teoría alternativa que nos provee un origen menos escandaloso (aunque más interesante) para la elección del 25 de diciembre como fecha oficial de celebración para la iglesia cristiana.
Para nosotros los cristianos del siglo XXI es un hecho establecido universalmente: en épocas decembrinas se celebra Navidad; derivada de la palabra natividad, que esencialmente significa «nacimiento». No obstante, este «hecho establecido» no parecería serlo para un cristiano en la iglesia primitiva, al menos durante sus primeros dos siglos.
Entonces, ¿cómo es que tomó relevancia tal evento histórico en la biografía de Jesús? Hijmans sentencia:
«Es usualmente sugerido que establecer una festividad en el día del nacimiento de Cristo se volvió importante como resultado de disputas doctrinales sobre las naturalezas humana y divina de Cristo. En el segundo siglo, los basilideanos enseñaron que el Cristo divino apareció en la Epifanía para residir temporalmente en el cuerpo del Cristo humano. En su perspectiva, la fecha del nacimiento del Jesús humano no era de interés, él era solo un huésped temporal del Cristo divino. Dos siglos después, los maniqueístas fueron aún más lejos al afirmar que Jesús no nació en absoluto o no tomó carne de la Virgen María, es decir, no se encarnó; sino que simplemente se apareció a los hombres en la Epifanía. Si la iglesia solamente celebraba la Epifanía, pero no el nacimiento de Cristo, entonces eso podría verse como un énfasis en la supuesta distinción entre la importancia de las dos naturalezas de Cristo: humana (nacimiento, no importante) y divina (epifanía, importante). Desarrollar una festividad para el cumpleaños de Cristo fue una reacción a estas perspectivas, respondiendo a tales dicotomías al estresar la importancia del nacimiento físico de Jesús» 3.
¿Podría haber un motivo honesto detrás de la elección del 25 de diciembre como fecha oficial del nacimiento de Cristo? Mientras la historia externa a la iglesia parece robar toda la atención durante el desarrollo de los debates actuales relevantes al tema, pocas veces parecemos prestar atención a lo que ocurría dentro de la iglesia, lo cual termina siendo bastante ilustrativo sobre lo que inclinó a la iglesia a comenzar a celebrar el nacimiento de Jesús. Hijmans continúa de esta forma:
Si aceptamos que la decisión de celebrar el nacimiento de Cristo con una festividad separada [adicional] fue un movimiento [estratégico] después de Nicea designado para enfatizar la encarnación de Cristo – un movimiento entendido en el contexto de la disputa contra los arrianos y otros grupos similares – ello lo convertiría en un movimiento polémico primariamente interno a la fe [intra-faith] (cristiano vs. cristiano) y no uno entre las fes [inter-faith] (cristiano vs pagano) 4
Habiendo dicho esto, surge la cuestión de cómo se determinó que Jesús había nacido el 25 de diciembre. ¿Por qué se escogió esta fecha? La teoría popular más difundida actualmente es conocida como «la teoría de la Historia de las Religiones» o «teoría del sincretismo».
Pero tal teoría enfrenta serios problemas. No aparece en ningún registro cristiano, no hay indicios de que la motivación principal de los padres de la iglesia sea un sincretismo que asimile creencias y tradiciones paganas a las doctrinas y festividades de la iglesia cristiana.
Hijmans nos da el nombre de uno de los académicos que popularizaron esta idea: Hermann Usener. Citando tanto a Fionnisio bar-Salibi y al autor de De solstitia et aequinoctia conceptionis et nativitatis Domini Nostri Iesu Christi et Iohannis Baptistae, Usener concluye que
«abiertamente la Navidad fue creada por la política de la iglesia para reemplazar un festival pagano de gran importancia».
No obstante, esta tesis es la que será evaluada a lo largo de este escrito y descubriremos algunos problemas que tal teoría presenta para justificar la elección de esta fecha. Iniciemos con una pregunta fundamental que Hijmans pone en la mesa:
«No hay duda de que los Padres de la Iglesia que escogieron celebrar el 25 de diciembre como el día del nacimiento de Cristo estaban completamente conscientes del significado que ese día tenía en el culto del Sol Invictus. La pregunta es si ellos lo escogieron debido a ello o a pesar de ello». 5
HISTORIA DE SOL INVICTUS
La tradición nos dice que en Roma existía un culto a Sol [Sol Invictus] desde los inicios de la religión romana.6 La pregunta entonces se convierte en si es posible demostrar alguna relación causal (o al menos una fuerte correlación) entre las festividades de Sol Invictus y las tradiciones navideñas. Es aquí donde el proponente de la teoría del sincretismo (TS) comienza a tambalearse, ya que tiene que soportar una carga de prueba tan grande con una evidencia tan débil. Como veremos, las razones para sostener la TS no solo son frágiles y circunstanciales, la evidencia de hecho es contraproducente. El artículo expone lo siguiente:
Debe ser enfatizado, contra Usener, que diciembre 25 no fue un festival antiguo ni especialmente importante de sol (Sol Invictus). Únicamente es mencionado en el calendario de 354 y la sugerencia de que fue establecido por Aureliano no puede ser probada. De hecho, no hay evidencia firme de que este festival de sol en diciembre 25 antecede al festival de navidad en lo absoluto.7
Esta información acerca del 25 de diciembre y su lejana relación con Sol Invictus puede parecer sorprendente para aquellos que han sido aturdidos con el bombardeo de aseveraciones sobre la infame asimilación de cultos paganos dentro de la iglesia. Pero, para aquellos lectores perspicaces, ha sido bastante clara la ausencia de fuentes primarias que los proponentes de la TS ofrecen a su audiencia. Si el 25 de diciembre era una fecha poco relacionada con Sol Invictus, entonces ¿qué fechas sí eran tomadas en cuenta en el calendario romano como festividades oficiales?
Los días festivos de sol tradicionales, como están registrados en el fasti (calendario) imperial, eran agosto 8, agosto 9, agosto 28 y diciembre 11. De estos, solo agosto 28 aún es mencionado en el calendario de 354, junto con octubre 19 y octubre 22, siendo estos últimos los más importantes, tomando en cuenta las 36 carreras de carruajes con las que era celebrado. Hay evidencia directa que en el 274 d.c. Aureliano instituyó agones [celebración/confrontación] cada cuatro años en honor de sol, las cuales ocurrían entre el 19 y el 22 de octubre. 8
Hijmans no escatima palabras al respecto:
No hay evidencia de que las 30 carreras del 25 de diciembre fueron instituidas por Aureliano, mucho menos que esta celebración en honor de Sol tenía raíces más antiguas como festival público. Uno debe concluir que, a principios del siglo IV cualquiera que investigara las festividades en honor de Sol identificaría el periodo del 19 al 22 de octubre como más importantes que el 25 de diciembre, y el 28 de agosto como mucho más antiguo.9
Pocas veces se ha discutido exhaustivamente sobre la historia de Aureliano y el 25 de diciembre. Simplemente se asume como un hecho dado que Aureliano instituyó una festividad al dios Sol Invictus y que la iglesia quiso copiar (o peor, incluir) tal tradición bajo un título cristiano. Pero ¿qué pasó realmente en el 274 d.C. y qué relación tiene esta fecha con Aureliano y el 25 de diciembre? La enciclopedia de cultura romana (Encyclopaedia Romana), disponible por parte de la universidad de Chicago, nos relata un poco de esta relación:
[La celebración a Sol Invictus] fue restablecida…por Aureliano, cuyas tropas habían sido inspiradas por una “forma divina” en la batalla de Emesa contra Zenobia en el año 272 d.c. (historia augusta, xxv.3, 5).
Victorioso, entró en la ciudad y se dirigió al templo de Elagabalus, donde la aparición se le volvió a presentar. Aureliano regresó triunfalmente a roma dos años después, tras recuperar el imperio galo, y fue aclamado como restitutor orbis, “restaurador del mundo”. Se erigió un magnífico templo a sol, al que se dedicaron grandes cantidades de oro y joyas, y se estableció un nuevo colegio de pontífices para servir al dios, que iba a ser la deidad suprema de roma (historia augusta, xxv.6, xxxv.3, xxxix.6; víctor, xxxv.7; Eutropio, Abdrigment of Roman History, ix.15.1; Zósimo, new history, i.61).
También se instituyeron juegos, que se recogen en el Calendario de 354 d.C. En la sección conocida como Calendario de Filócalo (en honor al calígrafo cuyo nombre aparece en la página de dedicatoria), VIII Kal. Jan. (25 de diciembre) lleva la anotación N INVICTI CMXXX. Aunque la dedicatoria es incierta (ya que no hay ningún nombre unido al epíteto), se presume que Natalis Invicti se refiere al día del nacimiento del Sol Invencible, que se menciona en los juegos del 28 de agosto, y a la fecha de fundación de su templo. Ese día se hacían treinta carreras (circenses missus) en el circo. Y cada cuatro años se dedicaban treinta y seis carreras a Sol en el último día de los juegos que se extendían del 19 al 22 de octubre, posiblemente para conmemorar la anterior procesión triunfal».10
Algunos no creyentes usualmente presentan la idea de que la iglesia en el segundo y tercer siglo estaba muy abierta a ser influenciada por cultos y religiones paganas, una presuposición no dicha que debe ser cierta para que la TS pueda siquiera levantarse del suelo. No obstante, ¡bien puede ser que la influencia fue al revés! Hijmans, concuerda:
Basándonos únicamente en la evidencia disponible actualmente no podemos excluir la posibilidad de que, por ejemplo, las carreras de treinta carruajes convocadas en honor a sol el 25 de diciembre fueron instituidas en reacción a la afirmación cristiana de que el 25 de diciembre era el día del nacimiento de Cristo. Esto por supuesto, es puramente conjetura, pero no es improbable. Como argumentó Bowersock (1990; 26- 27, 44-53), la extensión en la cual los festivales paganos copiaron, incorporaron o respondieron a las prácticas, elementos y fechas cristianas merece mucha más atención de la que ha recibido. 11
Gaston Halsberghe, en su libro The Cult of Sol Invictus menciona el gran sincretismo religioso que hubo por siglos entre las dos mitades del imperio romano. Además, Vincent Paczkoskie nos recuerda lo establecido que estaba el monoteísmo cristiano que constantemente chocaba con el pluralismo religioso de Roma:
Halsberghe señala que, a principios del siglo IV, el culto a sol invictus ya estaba ganando popularidad dentro del imperio romano y se convirtió en un rival del cristianismo. Esto llevó a padres de la iglesia como Arnobio y Lactancio a atacar el culto.12
La elevación de sol a una religión estatal henoteísta o monoteísta habría empeorado aún más las relaciones con las crecientes comunidades cristianas en el imperio romano. De hecho, el culto puede haber llevado a Aureliano a ser mucho menos tolerante con los cristianos, ya que ellos no habrían reconocido la nueva deidad solar de Aureliano. 13
Así que, tenemos evidencia de que los cristianos no eran tan influenciables para modificar sus doctrinas y liturgia para acomodarse a las festividades paganas. Halsberghe nos da un recuento breve del progreso del culto al dios solar Sol, que poco a poco fue opacada con la religión emergente del cristianismo:
El culto al deus Sol Invictus fue un serio rival, si no el más importante, del cristianismo primitivo. Los padres de la iglesia de este período no podían permanecer en silencio ante el tremendo éxito del culto a sol, y fueron obviamente muy hostiles. El adversario más importante del culto parece haber sido Arnobio, en cuya compleja polémica, Adversus Nationes 9, llega repetidamente a la misma conclusión: neque sol deus sit [ni sol es dios]. (comparar también aquí) otro que atacó al mismo dios del sol fue Lactancio. La falta de otras fuentes relativas al culto de sol se ve mitigada en cierta medida por las huellas que dejó la campaña de Arnobio contra este culto.
Los resultados de la investigación realizada por Hettner muestran que la costumbre de representar al Deus Sol Invictus en las monedas llegó a su fin en el año 323 d. C.
En el año 323, Constantino el Grande dejó de utilizar representaciones del dios del sol en sus monedas y anunció que ponía fin a su relación personal con la deidad que hasta entonces había sido siempre su consejera y protectora. No debemos apresurarnos a concluir que esta ruptura se produjo sin ninguna transición. Constantino fue ganado al cristianismo por un razonamiento superior. El lema de Malaquías (4,2), le convenció. Una vez convertido, ya no prestaría su apoyo a la deidad solar visible, sino a la deidad que había creado el sol». 14
EL ROL AMBIGUO DE SOL EN LA RELIGIÓN ROMANA
Regresando al tema de las fechas destacadas de Sol Invictus, una duda viene a la mente: Si las fechas y fenómenos astronómicos (como solsticios y equinoccios) jugaban un rol importante en la sociedad romana, ¿por qué ninguna de estas es tomada en cuenta como una de las festividades de Sol Invictus? Hay bastante evidencia de la relevancia que tenían los fenómenos naturales en la mente romana, evidencia que sugiere: «que había gran interés en los aspectos astronómicos, astrológicos y calendáricos del sol, sol, como cuerpo celeste, sin que estos [fenómenos] fueran centrales al culto calendárico del dios Solar Romano, Sol Invictus».15
¿Qué implicaciones tiene esto? Algo que he notado bastante ausente entre los proponentes de la TS (además de un nulo interés por lidiar con fuentes académicas) es una falta de criterio en cuanto al entendimiento astronómico y relevancia de los cuerpos celestes para las culturas antiguas. Por lo que no es de extrañar que el sol jugara un rol vital en su iconografía, calendarios y religiones. Hijmans continúa,
Sol y Luna en el rol simbólico son atributos que definen o garantizan la eternidad. Ya que por supuesto, son los cuerpos cósmicos más visibles, cuya aparición siguen un patrón claro en inmutable, pero, como implica el uso paralelo del fénix como un símbolo de aeternitas, su simbolismo va más allá de eso.16
Este uso simbólico del sol y su relevancia como cuerpo cósmico explicaría porqué los padres de la iglesia del segundo y tercer siglo, encontraron una relación entre la representación solar y Jesús mismo. Ellos no encontraron problema en esta relación por dos razones (1) bíblicamente hablando, desde el Antiguo Testamento se ha relacionado a Dios con iconografía solar; 17 (2) Uno podría hablar de la importancia del sol sin necesariamente estar lidiando con una deidad pagana. En varios contextos religiosos, hay imágenes e iconografía de Sol y Luna los cuales no representan deidades.
Notemos la asombrosa conclusión a la que llega Hijmans:
«Esto muestra como el sol jugaba un rol ambiguo en el mundo romano, tanto como un cuerpo cósmico y como un dios. Los cristianos podían lidiar con Sol, cuya naturaleza y realidad cósmicas eran innegables y cuyo potencial para el simbolismo cósmico era inspirador, sin lidiar necesariamente con el dios pagano Sol Invictus».18
LA ICONOGRAFÍA SOLAR Y JESÚS
Es fácil escuchar el sonido del martillo sobre el último clavo en el ataúd de la teoría del sincretismo. Pues hemos visto que la relación entre Jesús y el sol como símbolo cósmico era bien entendida y no hay razón para postular una relación directa entre el politeísmo pagano y las tradiciones cristianas. Recordemos que hay evidencia de que los cristianos eran fuertes oponentes del culto pagano de Sol Invictus, así que no hay duda de que, al enfrentarse a este culto, los padres de la iglesia reconocían las implicaciones de relacionar a Jesús con el sol. No obstante, al igual que Constantino, no tenían miedo de reclamar que aquello que es creado pertenece al único y verdadero Dios. Los eventos astronómicos no servirían para darle honra y culto a deidades paganas inexistentes, más bien deberían de ser un recordatorio de aquel verdadero Dios (el verdadero Sol) quien los creó:
Las homilías que lidian con el tema apoyan esta perspectiva, ya que mientras hacen referencia al solsticio de invierno periódicamente, rara vez mencionan o atacan los festivales paganos el 25 de diciembre. El autor de De Solstitiis et Aequinoctiis, fechada a inicios del cuarto siglo, deja en claro que no debemos ver la fecha del 25 de diciembre en aislamiento, sino como parte de un sistema cósmico-simbólico. Habiendo construido y argumentado a favor de este simbolismo cósmico a través de su homilía, hacia el final el autor lidia con el problema de que el solsticio de invierno también parece ser un día festivo de Sol Invictus. El que Cristo haya nacido en tal día festivo no es ningún problema, él argumenta, ya que Cristo es el verdadero «Sol de Justicia» de todas formas. De hecho, aparte del escolio de bar salibi, no encontramos indicaciones de que una festividad de Sol Invictus jugó algún rol en la elección de diciembre 25, mientras encontramos bastantes referencias al solsticio de invierno y a consideraciones cósmicas en varias homilías en muchos líderes cristianos (heim [1999] passim). 19
La traducción exacta del tratado De Solstittis et aequinoctiis es la siguiente:
Pero ellos también consideran este día como el día del nacimiento del invencible (invictus). Pero ¿quién es tan invencible como Nuestro Señor que venció a la misma muerte que padeció? Y si ellos dicen que este es el nacimiento del sol, pues Él mismo es el Sol de Justicia… 20
Así que incluso si pudiera demostrarse alguna relación que conecte el nacimiento de Jesús y el nacimiento de Sol Invictus simplemente sería para reclamar el día como el día del Señor y que aquella deidad solar pagana no era mayor que el verdadero Sol de Justicia. El tratado Sobre Solsticios y Equinoccios citado arriba proviene de un autor desconocido a mediados del siglo IV, cuando ya ambas festividades (el nacimiento de Jesús y el nacimiento de Sol Invictus) estaban establecidas el 25 de diciembre de acuerdo con el Calendario de 354. Lo cual a lo mucho pudiera llevarnos a concluir que las celebraciones son contemporáneas, pero más trabajo debe realizarse para justificar la teoría de que los cristianos asimilaron tradiciones del paganismo a sus festividades.
INFLUENCIA CRISTIANA SOBRE EL PAGANISMO
De hecho, si lo anterior no fue suficiente para motivarnos a abandonar la TS, es altamente probable que la asimilación ocurrió en una dirección opuesta a lo que se nos ha contado. Ya Hijmans nos había mencionado que se ha prestado poca atención a la influencia que tuvo el cristianismo sobre las comunidades paganas. Dada la apertura de la religión romana a integrar nuevos dioses a sus creencias, no sería sorprendente que fueron los cultos paganos los que intentaron copiar a los cristianos en sus días festivos. La evidencia que tenemos sobre el cálculo del nacimiento de Jesús proviene a inicios del siglo III con escritos de padres como Clemente de Alejandría, Tertuliano, Hipólito y, posiblemente Julio Africano; siendo los últimos dos las fuentes más probables en establecer el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre. Por el contrario, hay evidencia escasa de una celebración de Sol Invictus en esta misma fecha previo al Calendario de 354.
La falta de evidencia incita la pregunta sobre si las celebraciones del nacimiento de Sol Invictus el 25 de diciembre realmente eran tan antiguas, difundidas e impetuosas para que pudieran ejercer una influencia tan grande sobre las comunidades cristianas. 21
Thomas Talley indica también que es más probable que el emperador Aureliano situó Sol Invictus el 25 de diciembre para competir con la tasa de crecimiento del cristianismo. 22 En su contribución a The Oxford Companion to Christian Thought, Karen B. Westerfield, que posee un doctorado en estudios litúrgicos en la universidad de Notre Dame, comenta:
La teoría del cálculo potencialmente establece el 25 de diciembre como una festividad cristiana antes del decreto de Aureliano, el cual cuando fue promulgado (274), pudo haber provisto para el festival cristiano tanto una oportunidad como un desafío.23
Me parece que es claro cuál fue el vencedor en tal desafío. Pues el culto de Sol Invictus, pereció indudablemente bajo la sombra de un gigante en potencia: la fe cristiana.
Recordando la historia de esta deidad y sus seguidores, volvemos a citar a Haselberghe:
El culto al deus Sol Invictus no desapareció con la conversión de Constantino. El dios del sol siguió siendo adorado por los romanos paganos. Hasta finales del siglo IV todavía existía el colegio de pontífices dei solis, el culto todavía tenía muchos devotos en el siglo V, tantos que Agustín consideró necesario predicar contra ellos. La vitalidad de este culto al sol residía en el hecho de que incorporaba cada vez más otros dioses y cultos y que su sistema se generalizaba, como han demostrado Macrobio y el Emperador Juliano.24
Pero aquellos esfuerzos para mantener su vitalidad fueron en vano. Haslberghe concluye:
Incluso el reinado de Juliano y sus esfuerzos para enfrentar el culto de helios-mithras contra el cristianismo, no llegó a ser más que un interludio. Poco a poco, el cristianismo, el rival inquebrantable, intérprete del dogma del verdadero Sol Invencible y del Sol de la Justicia, sol justitiae, y del amor al prójimo, triunfó sobre estas ficciones humanas.25
CONCLUSIÓN
Hemos visto incontables veces y por varios personajes a través de la historia, argumentos propuestos en favor de la idea de que la fecha del 25 de diciembre fue escogida como una forma de cristianizar una celebración de Sol Invictus, dios solar romano. Tal teoría carece de una investigación exhaustiva y coherente que evalúe la evidencia histórica que realmente tenemos sobre el origen de la celebración y culto a Sol Invictus. Los días festivos relevantes a tal deidad distan mucho del 25 de diciembre, siendo los principales en agosto y octubre. La explicación más factible de esta aparente dicotomía es la ambigüedad que encontramos en la figura de Sol en el entendimiento romano. Existe una diferencia entre el sol como cuerpo celeste y Sol como deidad. Mientras es entendible que exista iconografía que relacione a Jesús con el sol, tal relación no tiene por qué implicar alguna conexión causal religiosa, pues la relación simbólica y cósmica del sol como cuerpo celeste y la divinidad proviene desde el Antiguo Testamento y no hay razón para usar esta iconografía como un punto de partida para sostener la teoría del sincretismo. De igual manera, esta teoría ignora por completo la historia interna de la iglesia y el debate sostenido durante la época en cuestión sobre las dos naturalezas de Cristo y las herejías nacientes con respecto a este tema. Además de que hay evidencia sólida de la aversión que tenían los padres de la iglesia a inicios del siglo IV de ser relacionados con tal culto romano. El trabajo de los padres de la iglesia respondiendo al culto de Sol Invictus nos provee una ventana hacia el pasado en cómo respondían a las religiones no cristianas con las que ellos se encontraban. Ha de ser motivo de profunda emoción para nosotros ver que el verdadero invencible Sol de Justicia fue el que terminó eliminando a las deidades falsas del tablero para traer el evangelio al imperio romano y de ahí, al resto del mundo.
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El artículo en cuestión será el siguiente:
Steven Hijmans, “Sol invictus, the Winter Solstice, and the Origins of Christmas”, Mouseion, Series III, vol. 3 (2003), 377-398. Enlace consultado el 15 de noviembre de 2021: https://www.academia.edu/5499535/Steven_Hijmans_Sol_Invictus_the_Winter_Solstice_and_the_Origins_of_Christmas_ ↩
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Andrew McGowan, profesor de estudios anglicanos en Yale Divinity School y cuyo trabajo académico se enfoca en la vida de las comunidades cristianas tempranas, nos dice:
«Hay otra manera de justificar el origen de la Navidad el 25 de diciembre: Aunque nos parezca extraño, la clave para fechar el nacimiento de Jesús podría encontrarse en la fecha de la muerte de Jesús en Pascua».
Andrew McGowan, “How December 25 Became Christmas”, publicado originalmente en Diciembre 2002. Fue compartido en el blog de arqueología bíblica en junio 2021. Enlace consultado el 7 de noviembre de 2021: https://www.biblicalarchaeology.org/daily/people-cultures-in-the-bible/jesus-historical-jesus/how-december-25-became-christmas/
Cerca del año 200 d.C., Tertuliano de Cartago presentó un cálculo para el día en el que Jesús había muerto crucificado, siendo este el mes de Nisán día 14, que sería equivalente en el calendario romano al 25 de marzo. Tertuliano, Adversus Iudaeos 8. Enlace consultado el 9 de noviembre de 2021: https://www.tertullian.org/anf/anf03/anf03-19.htm#P2021_691723
Tal fecha fue reconocida después como la Celebración de la Anunciación – donde se conmemora la concepción de Jesús. El blog sobre hechos de las religiones comenta lo siguiente: «Haciendo uso del entonces popular método de la teología alegórica, algunos razonaron que Cristo debía haber nacido el mismo día en que se creó el sol». “Christmas.” ReligionFacts.com. 29 de enero del 2021. Accesado el 10 de noviembre de 2021 https://religionfacts.com/christmas
Vemos entonces que los padres de la iglesia, haciendo uso de este método interpretativo intentaron ajustar sus calendarios haciendo una conexión alegórica entre Jesús y el sol; por ello vemos que la muerte de Jesús el 25 de marzo se asociaba con el equinoccio de verano, mientras su nacimiento -9 meses después- se asocia con su nacimiento.
Phillip Nothaft es bastante claro al respecto:
«En estas circunstancias, es difícil pasar por alto el papel congruente que ofrece el 25 de marzo, día del equinoccio de primavera, como medio de calibración cronológica. Gracias a la tabla pascual de Hipólito, podemos estar seguros de que el 25 de marzo desempeñó un papel importante en la cronología cristiana como fecha de la crucifixión desde al menos principios del siglo III, sentando así las bases de una influyente tradición calendárica en la Iglesia occidental… El atractivo del 25 de marzo y del 25 de diciembre -el equinoccio de primavera y el solsticio de invierno- como puntos cardinales en la vida del Salvador se vio naturalmente reforzado por un simbolismo solar muy extendido, que consideraba a Cristo como el “sol de justicia” y que está claramente presente en textos cronológicos como De pascha computus y el ya mencionado Sobre los solsticios…». Nothaft, Early Christian Chronology and the Origins of the Christmas Date, pág. 261-262. Enlace consultado el 11 de noviembre del 2021: https://poj.peeters-leuven.be/content.php?url=article&id=3007366&journal_code=QL ↩
- Steven Hijmans, “Sol invictus, the Winter Solstice, and the Origins of Christmas”, 378. Énfasis añadido. Hijmans menciona además: Cf. Cullmann (1956) 30. Kraabel (1962) 276-278 analiza la falta de interés en el nacimiento de Cristo que se muestra en los evangelios de la infancia, como el Protoevangelium de Santiago. Él enfatiza la importancia de una celebración enfocada al nacimiento de Cristo (y, por lo tanto, a su encarnación) para contrarrestar las perspectivas del docetismo, de Arrio, y después de Apolinar y Nestorio, y sugiere que no fue coincidencia que Julio I (337-352), quien era fervientemente antiarriano, era obispo en Roma precisamente en la época cuando la Navidad fue celebrada por primera vez ahí. ↩
- Ibid. 380. Énfasis añadido. ↩
- Ibid. ↩
- «Extensa evidencia arqueológica, iconográfica, epigráfica, numismática y literaria documenta la presencia en Roma del dios sol (dios solar) de una u otra forma tan atrás en la historia como podemos rastrear la religión romana».
Ibid. 382-384. ↩
- Ibid. 384. «Sobre la sugerencia de G. Wissowa que el festival fue instituido por Aureliano, cf. Salzman (1990) 151 n. 106; Heim (1999) 643 con referencias. No hay evidencia explícita que afirme que el festival el 25 de diciembre fue instituido por Aureliano. De hecho, el Calendario de 354 es nuestra única evidencia concluyente de un festival oficial en honor de Sol ese día». Nota al pie 24, 384. ↩
- Ibid. 384 – 385. ↩
- Ibid. 386. ↩
- James Grout, “Sol Invictus and Christmas”, Blog Encylopaedia Romana. Universidad de Chicago. Enlace consultado el 12 de noviembre del 2021. https://penelope.uchicago.edu/~grout/encyclopaedia_romana/calendar/invictus.html Sobre esta enciclopedia y su autor James Grout visitar: https://penelope.uchicago.edu/~grout/encyclopaedia_romana/preface.html. Enlace consultado el 12 de noviembre de 2021. ↩
- (Énfasis añadido) Steven Hijmans, “Sol invictus, the Winter Solstice, and the Origins of Christmas”, Nota al pie 24, 384 – 385 ↩
- Paczkoskie, Vincent, “Aurelian and Sol Invictus” (2021). Masters Essays. 143, pág. 19. Enlace consultado el 12 de noviembre de 2021: https://collected.jcu.edu/mastersessays/143 ↩
- Ibid. 21. ↩
- Halsberghe, Gaston H. The Cult of Sol Invictus. Leiden, UK: Brill, (1972), pág. 168-170. ↩
- Steven Hijmans, “Sol invictus, the Winter Solstice, and the Origins of Christmas”, 386-387. (Énfasis añadido) ↩
- Ibid. 394. (Énfasis añadido) ↩
- Malaquías llamó a Cristo el “Sol de justicia” (Mal 4:2); Lucas lo llamó el “Sol naciente” (Lucas 1:78); Jesús se refirió a sí mismo como la “estrella brillante de la mañana” (Ap. 22:16). En Salmos 84:11 leemos «Porque sol y escudo es el SEÑOR Dios»; Mateo nos dice que el rostro de Jesús brillaba como el sol en la transfiguración (Mat. 17:2), imagen que volvemos a ver en Ap. 1:16, Marcos, en su relato de la tumba vacía, dice que las mujeres fueron a la tumba cuando «el sol salía», cuando Jesús muere en los Evangelios sinópticos el sol se oscureció (Mat. 27:45; Mar. 15:33; Lc. 23:44-45ª). Juan habla del Logos como la luz que brilla en la oscuridad (Jn. 1:5). ↩
- Ibid. 395. (Énfasis añadido). ↩
- Ibid. 395-396. (Énfasis añadido). ↩
- Ibid. 380. Traducción de Usener, cf. Botte (1932) 105, líneas 434-39. ↩
- Philipp E. Nothaft, Early Christian Chronology and the Origins of the Christmas Date, Questions Liturgiques Journal, vol. 94 (2013), pág. 249. Enlace consultado el 25 de noviembre del 2021: https://poj.peeters-leuven.be/content.php?url=article&id=3007366&journal_code=QL ↩
- Thomas Talley, The Origins of the Liturgical Year, Liturgical Press; Segunda edición (1 de febrero 1991), pág. 88-91. ↩
- Karen B. Westerfield Tucker, “Christmas” en The Oxford Companion to Christian Thought, Oxford University Press; Primera edición (21 de diciembre 2000), pág. 114. ↩
- Halsberghe, Gaston H. The Cult of Sol Invictus. Leiden, UK: Brill, (1972), pág. 170-171. ↩
- Ibid. (Énfasis añadido). ↩