Caso a Favor de la Vida – 3. ¿Qué es el nonato? El Caso Científico.
¿Cómo pueden dos padres humanos crear una descendencia que no es humana, pero que eventualmente “se hace” humana?
Para repasar, el argumento provida se expone formalmente de la siguiente manera:
Premisa #1. Es inmoral matar seres humanos inocentes intencionalmente
Premisa #2. El aborto mata seres humanos inocentes intencionalmente
Conclusión: El aborto es inmoral
La ciencia de la embriología establece que desde las primeras etapas del desarrollo, los nonatos son seres humanos únicos, vivos y completos. Es cierto que aún tienen que crecer y madurar, pero son seres humanos completos. Así lo afirman los principales manuales de embriología.
Por ejemplo, en The Developing Human: Clinically Oriented Embryology, Keith L. Moore y T.V.N. Persaud escriben:
«Un cigoto es el comienzo de un nuevo ser humano. El desarrollo humano comienza con la fecundación, el proceso durante el cual un gameto masculino o espermatozoide… se une a un gameto femenino u óvulo… para formar una célula única llamada cigoto. Esta célula altamente especializada y totipotente marca el comienzo de cada uno de nosotros como individuo único».
Langman’s Embryology de T.W. Sadler afirma:
«El desarrollo de un ser humano comienza con la fecundación, un proceso por el cual el espermatozoide del varón y el óvulo de la mujer se unen para dar lugar a un nuevo organismo, el cigoto». Los embriólogos Ronan O’Rahilly y Fabiola Müller escriben: «Aunque la vida es un proceso continuo, la fecundación es un hito fundamental porque, en circunstancias ordinarias, se forma así un nuevo organismo humano genéticamente distinto».
Conocemos estas verdades desde mediados del siglo XIX:
En su Informe de 1859 sobre el aborto criminal, la Asociación Médica Americana (AMA) entendió que «la existencia independiente y real del niño antes de nacer como ser vivo» era una verdad científica.
Un siglo más tarde, el embriólogo Bradley M. Patten escribió:
«Es la penetración del óvulo por un espermatozoide y la mezcla resultante del material nuclear que cada uno aporta a la unión lo que constituye la culminación del proceso de fecundación y marca el inicio de la vida de un nuevo individuo».
Antes de abogar por el aborto, el ex presidente de Planned Parenthood (La organización médica proaborto más grande en los Estados Unidos), el Dr. Alan Guttmacher, estaba perplejo de que alguien cuestionara estos hechos científicos básicos.
«Todo esto parece tan sencillo y evidente que resulta difícil imaginar una época en la que no formara parte del conocimiento común»,
escribió en su libro Life in the Making.
En 1981, el Dr. Watson A. Bowes, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado, declaró ante un subcomité del Senado de EE.UU. que
«el comienzo de una vida humana es, desde un punto de vista biológico, una cuestión simple y directa: el comienzo es la concepción».
El informe de ese mismo Subcomité del Senado concluye:
«Médicos, biólogos y otros científicos coinciden en que la concepción marca el comienzo de la vida de un ser humano, un ser que está vivo y es miembro de la especie humana. Existe un acuerdo abrumador sobre este punto en innumerables escritos médicos, biológicos y científicos».
Objeciones y respuestas
Objeción #1: «No hay consenso en cuanto a la humanidad de los nonatos. No tenemos hechos, sólo juicios de valor».
Durante nuestro debate en la Universidad de Berkeley, el Dr. Malcom Potts respondió a mis argumentos provida apelando al escepticismo. Afirmó que nadie tiene la verdad sobre la humanidad del embrión, que la gente no está de acuerdo.
«En embriología no hay absolutos, sólo juicios de valor».
¿Incluyendo ese juicio de valor? Si nadie tiene la verdad, ¿por qué escuchar al Dr. Potts?
Su respuesta es profundamente problemática por muchas razones.
En primer lugar, si es cierto que no sabemos si el embrión es humano, es una excelente razón para no matarlo, ya que podemos estar eliminando una vida humana. Como observó una vez el expresidente Ronald Reagan, si estás de cacería y ves unos arbustos crujir delante de ti y no estás seguro si se trata de un venado que persigues o tu mejor amigo, ¿de verdad vas a disparar desmesuradamente?
En segundo lugar, ¿cómo es que se puede derivar que, ya que la gente no está de acuerdo en cuanto al tema, que nadie tiene la razón? Hubo un tiempo en que la gente discrepaba sobre si la Tierra era plana o redonda, pero eso no significaba que no hubiera respuestas correctas. Antes no estaban de acuerdo sobre la esclavitud, pero eso no significaba que no hubiera una forma correcta de pensar. Como señala Hadley Arkes, la ausencia de consenso no significa ausencia de verdad. Además, si el desacuerdo significa que nadie tiene razón, entonces la propia postura de Potts queda falseada. Después de todo, los provida no están de acuerdo con él. También lo están muchos embriólogos, como los citados anteriormente. Y si no hay hechos sobre la humanidad del embrión, sólo juicios de valor, uno no puede evitar preguntarse si esa afirmación sobre la embriología es un hecho o sólo un juicio de valor. Peor aún, si la verdad sobre la embriología es meramente subjetiva, ¿para qué estudiarla? De hecho, si todo es un juicio de valor, en principio nada impediría que dos embriólogos mantuvieran posturas totalmente contradictorias sobre el tema y que ambas fueran igualmente válidas. ¡Absurdo!
En tercer lugar, sobre esta cuestión concreta -¿es el embrión un ser humano distinto, vivo y completo? -aquí sí que hay consenso: Los libros de texto de embriología, como los que he citado antes, afirman uniformemente que cada uno de nosotros empezó como un embrión. En primer lugar, el embrión está vivo y tiene todas las características de un ser vivo. Segundo, es distinto de ambos progenitores y tiene su propia huella genética. En tercer lugar, funciona como un organismo vivo completo y no como un mero conjunto de células. Dado que estos hechos son obvios para cualquiera que preste atención, se explica por qué los embriólogos describen (no definen) el comienzo de la vida como algo que ocurre en la concepción. Peter Singer, especialista en ética de la Universidad de Princeton, defiende el aborto y el infanticidio. Sin embargo, reconoce que el escepticismo sobre la humanidad del nonato es injustificado:
«Es posible dar a la palabra ‘ser humano’ un significado preciso. Podemos utilizarlo como equivalente a ‘miembro de la especie homo sapiens’. Que un ser sea miembro de una especie determinada es algo que puede determinarse científicamente, mediante un examen de la naturaleza de los cromosomas de las células de los organismos vivos. En este sentido, no cabe duda de que desde los primeros momentos de su existencia un embrión concebido a partir de esperma y óvulos humanos es un ser humano».
El filósofo David Boonin, autor de A Defense of Abortion (Cambridge, 2002), sostiene que
«somos idénticos (genéticamente) a los embriones y fetos que fuimos. Un feto humano, después de todo, no es más que un ser humano en una fase muy temprana de su desarrollo».
Los detractores de la postura provida pueden responder que la vida biológica es continua (un «árbol ininterrumpido», como dicen algunos), por lo que no podemos decir cuándo empieza la vida del embrión. Esto es manifiestamente falso. Que la vida sea continua entre generaciones no significa que no podamos decir cuándo empieza a existir un ser humano. Como señala mi colega Jay Watts, no parece que nos cueste distinguir a la madre de su vástago abortado. ¿Cuándo fue la última vez que oyó decir a un abortista que, debido a la complejidad de cuándo comienza la vida y a la naturaleza indistinguible de todo el proceso vital, mató accidentalmente a la madre en vez del feto?
Por supuesto, es posible que los defensores provida estén equivocados. Quizá la ciencia de la embriología no diga lo que ellos creen que dice respecto a la humanidad del nonato. Pero no basta con apelar al relativismo. Los críticos deben demostrar por qué el defensor de la vida está equivocado.
No será fácil. Puesto que somos, como cuestión de hecho objetivo, seres humanos distintos de nuestros padres, esa distinción debe tener lugar en algún momento en el tiempo. En algún momento en el pasado, sólo había espermatozoides y sólo había óvulos. Algún tiempo después, hubo algo completamente nuevo, genéticamente nuevo y ontológicamente nuevo. ¿Qué acontecimientos son candidatos a ese momento decisivo? Sólo uno, el que citan habitualmente los embriólogos: la fecundación.
Objeción #2: «Cualquier célula da el ancho».
Ronald Bailey, de la revista Reason, insiste en que no obtenemos ningún conocimiento real de la ciencia de la embriología. Bailey argumenta que los seres humanos embrionarios son biológicamente humanos sólo en el sentido en que cada célula del cuerpo lleva el código genético completo, lo que significa que cada una de nuestras células somáticas (corporales) tiene tanto potencial de desarrollo como cualquier embrión humano. En pocas palabras, Bailey nos quiere hacer creer que no hay diferencia de especie entre un embrión humano y cualquiera de nuestras células individuales.
Esto es mala biología. Bailey comete el error elemental de confundir las partes con el todo. La diferencia de especie entre cada una de nuestras células y un embrión humano es clara: las funciones de una célula individual están subordinadas a la supervivencia del organismo mayor del que es sólo una parte. El embrión humano, sin embargo, es ya una entidad humana completa. Robert George y Patrick Lee lo dicen muy bien. No tiene sentido decir que uno fue una vez un espermatozoide o una célula somática. Sin embargo, los hechos de la ciencia dejan claro que una vez fuiste un embrión humano. «Las células somáticas no son, y los seres humanos embrionarios sí son, organismos distintos y autointegrados capaces de dirigir su propia maduración como miembros de la especie humana».
La Dra. Maureen Condic señala que los embriones son seres humanos vivos
«precisamente porque poseen el único rasgo definitorio de la vida humana que se pierde en el momento de la muerte: la capacidad de funcionar como un organismo coordinado y no meramente como un grupo de células vivas.»
Condic, profesor adjunto de Neurobiología y Anatomía en la Universidad de Utah, explica la importante distinción entre partes individuales y embriones humanos enteros que Bailey pasa por alto:
«La diferencia crítica entre un conjunto de células y un organismo vivo es la capacidad de un organismo de actuar de forma coordinada para la salud y el mantenimiento continuos del cuerpo en su conjunto. Es precisamente esta capacidad la que se rompe en el momento de la muerte, sea como sea que ésta se produzca. Los cuerpos muertos pueden tener muchas células vivas, pero sus células ya no funcionan juntas de forma coordinada».
Desde la concepción, los embriones humanos funcionan claramente como organismos completos.
«Los embriones no son meras colecciones de células humanas», escribe Condic, »sino criaturas vivas con todas las propiedades que definen a cualquier organismo como algo distinto de un grupo de células; los embriones son capaces de crecer, madurar, mantener un equilibrio fisiológico entre varios sistemas orgánicos, adaptarse a circunstancias cambiantes y reparar lesiones. Los meros grupos de células humanas no hacen nada parecido en ninguna circunstancia».
En resumen, los embriones no son conglomerados de células. Tampoco son óvulos fecundados. El espermatozoide y el óvulo mueren en el acto de la fecundación. Es decir, cada uno entrega sus constituyentes para formar un nuevo organismo vivo, el embrión humano. El espermatozoide y el óvulo, al igual que las células somáticas, son partes de seres humanos más grandes, mientras que el embrión es un miembro completo (aunque inmaduro) de la familia humana.
Objeción #3-Gemelos
Dado que un embrión temprano puede dividirse en dos, algunos defensores del aborto afirman que no es un ser humano individual antes del día 18 después de la concepción. Esto es realmente una afirmación muy extraña, ya que no contribuye en nada a establecer el aborto como un derecho fundamental durante todo el embarazo. En el mejor de los casos, justifica el aborto sólo hasta el día 18, lo que excluye a casi todos los abortos.
No obstante, la afirmación de que el génesis de gemelos refuta la postura provida no es convincente. En primer lugar, ¿cómo se deduce que el hecho de que una entidad pueda dividirse implica que no era una entidad viva completa antes de la división? Como señala Patrick Lee, si cortas un platelminto por la mitad, ¡obtienes dos platelmintos! ¿Significa esto que no había ningún gusano plano antes de la división? En segundo lugar, si un embrión precoz no tiene derecho a la vida porque se puede formar un gemelo a partir de él, y se puede formar un gemelo a partir de cualquiera de nosotros mediante clonación, entonces ninguno de nosotros tiene derecho a la vida. En tercer lugar, si el embrión precoz antes de la gemación es simplemente un montón de células y no un organismo unitario, ¿por qué no se desarrolla cada célula individualmente en una nueva entidad viva? Al contrario. Robert George escribe:
«Estas células supuestamente independientes y no comunicadas funcionan regularmente juntas para desarrollarse en un único miembro más maduro de la especie humana».
Este hecho demuestra que las células interactúan desde el principio,
«lo que les impide desarrollarse individualmente como organismos completos».
Objeción #4 – Abortos espontáneos
Los defensores del aborto a veces señalan el elevado número de abortos espontáneos como prueba de que el embrión temprano no es un ser unitario. Pero esto no justifica el aborto ni cuestiona la humanidad del nonato. ¿Cómo se deduce que debido a que la naturaleza aborte espontáneamente un elevado número de embriones a) no son seres humanos vivos o b) puedo matarlos intencionadamente? Muchos países del tercer mundo tienen altas tasas de mortalidad infantil. ¿Debemos concluir que esos bebés que mueren más pronto que tarde nunca fueron seres humanos completos? Hay que reconocer que estos abortos son trágicos. Pero, como señala el periodista Andrew Sullivan, los terremotos matan a miles de personas en los países del Tercer Mundo, pero eso no justifica los genocidios.
Objeción #5-Las Molas Hidatiformes
En un debate reciente, mi oponente rebatió mi argumento de que la vida humana comienza en el momento de la concepción. «No tan rápido», argumentó.
«No todos los actos de fertilización dan lugar a un organismo humano. Las molas hidatiformes pueden formarse a partir de un embrión temprano. Por tanto, no se puede decir que la concepción dé lugar a una vida humana. Puede producirse un embarazo molar».
Aquí mi oponente confunde condiciones necesarias y suficientes. No estoy afirmando que todo lo que resulta de la unión de un espermatozoide y un óvulo sea humano, sólo que todo ser humano concebido mediante reproducción natural comienza así. En cuanto a las molas hidatiformes en particular, no son el resultado de concepciones normales y biológicamente completas, sino que surgen de fecundaciones defectuosas o deficientes. Como señala la Dra. Maureen Condic,
«a pesar de una similitud inicial (superficial) con los embriones, las molas hidatiformes no empiezan como embriones para transformarse después en tumores». Más bien, «son intrínsecamente tumores desde su inicio». Por tanto, «no tienen una capacidad intrínsecamente dirigida a convertirse en un ser humano».
Para ayudar a entender el punto de Condic, considere «La canción del alfabeto» y «Twinkle Twinkle Little Star». Ambas suenan igual en los primeros cinco compases, pero son canciones diferentes desde el principio. Una no se transforma en la otra.
Objeción #6 – Confusión sobre el alma
El Dr. Malcom Potts afirma que
«un embriólogo no puede decir cuándo comienza la vida, como tampoco un astrónomo puede decir qué le sucede al alma después de la muerte.»
Pues bien, el Dr. Potts tiene muchos colegas en el campo de la embriología que dicen que se equivoca rotundamente en la cuestión empírica de cuándo comienza la vida. Es cierto que la ciencia no puede decirnos si los seres humanos tienen alma, ésa es una cuestión filosófica. Pero la embriología sí puede decirnos cuándo nacen los seres humanos, y las pruebas son claras y contundentes: Desde las primeras etapas, eres un ser humano distinto, vivo y completo. Además, no necesitamos decidir si los embriones tienen alma para determinar si son dignos de protección. Por ejemplo, la ley no se pronuncia sobre si las personas de 35 años tienen alma, pero aún así prohíbe matarlas intencionadamente. Del mismo modo, no necesitamos plantear un alma para decir que los embriones son seres humanos distintos, vivos y completos.
Objeción #7-La religión no puede decirnos cuándo comienza la vida y, por lo tanto, no puede afirmar que el aborto es incorrecto.
El Dr. Potts dice que nadie puede decir cuándo comienza la vida, que es una decisión de naturaleza religiosa. Su argumento es un fracaso. En primer lugar, la cuestión de cuándo comienza la vida humana es empírica y científica, no filosófica ni religiosa. Para obtener una respuesta, no consultamos la Biblia ni las enseñanzas de alguna secta religiosa. Consultamos la ciencia de la embriología. Es cierto que la ciencia no puede decirnos cómo tratar a un ser vivo -para ello utilizamos la filosofía-, pero sí puede decirnos qué son los nonatos, es decir, si son o no seres humanos vivos. En segundo lugar, el Dr. Potts comete la falacia de categoría. Como ya se ha dicho, los argumentos son verdaderos o falsos, válidos o inválidos. El hecho de que un argumento determinado tenga fundamentos religiosos no significa de facto que sea falso. La Declaración de Independencia (EE.UU. 1776), el Segundo Discurso Inaugural de Lincoln y la «Carta desde la cárcel de Birmingham» de Martin Luther King tienen todos sus raíces metafísicas en el concepto de que el hombre está hecho a imagen de DIOS. ¿Están estos documentos excluidos de la investigación racional por el mero hecho de estar arraigados en la religión? Como señalan Robert P George y Christopher Tollefsen,
«la ética del embrión humano no es, en este sentido, diferente de la ética de nuestro trato a las minorías o a los dependientes. Los seres humanos somos capaces de comprender, a través de la razón, que es moralmente incorrecto e injusto discriminar a alguien porque es de otra raza o tiene una herencia étnica diferente. Y somos capaces de comprender que es incorrecto e injusto discriminar a alguien por su edad, tamaño, etapa de desarrollo, ubicación o condición de dependencia. Los seres humanos somos perfectamente capaces de entender que es moralmente incorrecto e injusto tratar a los seres humanos embrionarios como menos que plenamente humanos. No necesitamos la religión para respaldar tales afirmaciones en este ámbito más de lo que necesitamos la religión para respaldar las afirmaciones de justicia racial o los derechos de los discapacitados».
Objeción #8-La clínica de fertilidad en llamas
El cómico Patrick S. Tomlinson cree que tiene una defensa absoluta a favor del aborto. En realidad, no es suya; es un refrito de un experimento mental propuesto por Michael Sandel, Dean Stretton, George Annas y Ellen Goodman, entre otros. Sin embargo, Tomlinson cree que ha destruido los argumentos provida a favor de la humanidad del nonato y la inhumanidad del aborto. En una serie de tweets, escribe:
Cada vez que sale el tema del aborto, tengo una pregunta que llevo diez años haciendo a los partidarios de «la vida comienza en la concepción». En diez años, nadie ha respondido con sinceridad. Es una situación sencilla con dos resultados. Nadie quiere elegir uno, porque la respuesta correcta destruye su argumento… Aquí está. Estás en una clínica de fertilidad [en llamas]. El por qué no es importante. Suena la alarma de incendios. Corres hacia la salida. Mientras corres por el pasillo, oyes a un niño gritar detrás de una puerta. Abres la puerta y encuentras a un niño de cinco años pidiendo ayuda. Están en una esquina de la habitación. En la otra esquina, ves un contenedor congelado con la etiqueta «1000 embriones humanos viables». El humo aumenta. Empiezas a ahogarte. Sabes que puedes coger uno u otro, pero no ambos antes de sucumbir a la inhalación de humo y morir, sin salvar a nadie. ¿A) salvas al niño o B) salvas a los mil embriones? No hay «C». «C» significa que todos mueren. En una década de discusiones con personas contrarias al aborto sobre la definición de vida humana, nunca he obtenido una sola respuesta directa A o B a esta pregunta. Y nunca la obtendré. Nunca responderán honestamente, porque todos entendemos instintivamente que la respuesta correcta es «A». Un niño humano vale más que mil embriones. O diez mil. O un millón. Porque no son lo mismo, ni moral, ni ética, ni biológicamente. Esta pregunta destripa absolutamente sus argumentos, y su negativa a responder confirma que saben que es verdad. Nadie, en ninguna parte, cree realmente que un embrión sea equivalente a un niño.
De entrada, Tomlinson está fuera de lugar. La controversia sobre el aborto trata de a quién podemos matar intencionadamente. Su experimento mental es sobre a quién debemos salvar intencionadamente.
¿Ve el problema?
En pocas palabras, ¿de dónde se deduce que por salvar a un ser humano en lugar de a otros, los que quedan no son plenamente humanos y podemos matarlos? Supongamos que estoy en una sala de conferencias en llamas con quienes leen este ensayo. Puedo salvarlos a todos ustedes, mis amables lectores, o a mi hija Emily Rose, de 17 años. ¿Quién se queda atrás? Tú estás frito. La salvaré a ella primero. ¿Se deduce que no eres humano o que puedo dispararte al salir?
Repasemos el silogismo provida:
Premisa #1. Es inmoral matar seres humanos inocentes intencionalmente
Premisa #2. El aborto mata seres humanos inocentes intencionalmente
Conclusión: El aborto es inmoral
Supongamos que los provida salvan al niño de cinco años en lugar de a los embriones. ¿Cómo refuta la analogía de Tomlinson el silogismo provida? No lo refuta. Como mucho, demuestra que los provida aplican su ética de forma incoherente, no que estén equivocados sobre la ciencia de la embriología o la inmoralidad de matar intencionadamente a un ser humano inocente. Considere lo contrario: En lugar de salvar al niño de cinco años, salvas 10 de tus propios embriones congelados. ¿Acaso sus acciones ponen en duda la humanidad del niño abandonado?
No creo que los provida sean incoherentes, por las razones que expongo a continuación. Pero sigamos el juego. Supongamos que los provida dicen que los nonatos son humanos pero, cuando se les pide que actúen de acuerdo con sus creencias, se niegan a hacerlo. ¿Qué sucede?
Nada que cambie la naturaleza esencial del nonato. Un abolicionista de la década de 1860 podría salvar al perro de la familia antes que a un esclavo transitorio, exponiendo así las verdaderas creencias del abolicionista sobre los esclavos. ¿Cómo podría eso cambiar de algún modo la naturaleza esencial del esclavo o, peor aún, justificar su asesinato? Vayamos más lejos: Supongamos que ningún hombre blanco en 1860 cree que los esclavos son humanos. ¿Cómo es que su creencia acerca del esclavo determina lo que éste es realmente?
En resumen, nuestras intuiciones no son infalibles. Richard Topolski y sus colegas de la Universidad George Regents encuestaron a 500 personas con un escenario hipotético en el que un autobús se descontrola y se estrella contra un perro y un humano. “¿A quién salvarías?” La respuesta sorprendente fue: “Eso depende”. Los encuestados preguntaron: “¿Qué tipo de humano y qué tipo de perro?” Casi todos salvarían a un hermano, abuelo o amigo cercano en lugar de a un perro extraño. Pero cuando la gente consideró a su propio perro frente a los extraños, los votos para el perro se dispararon. Un sorprendente 40 por ciento de los encuestados, incluido el 46 por ciento de las mujeres, votó para salvar a su perro en lugar de un turista extranjero. ¿Debemos concluir que el extraño es menos humano que un perro mascota?
Imaginemos que un complejo médico está en llamas. Puedo salvar 100 embriones congelados o 1.000 pacientes terminales de cáncer que yacen inconscientes en sus últimas horas de vida. Si salvo los embriones, ¿son los pacientes de cáncer menos humanos y menos valiosos que los embriones? No, en absoluto. Más bien, otras consideraciones guían mis acciones. Si bien los embriones y los pacientes con cáncer son igualmente valiosos, los embriones tienen más posibilidades de salir con vida. Algunos llegarán a nacer. Por lo tanto, dada la situación en a la que me enfrento, salvo los embriones.
Consideraciones similares me llevan a salvar al niño de cinco años en lugar de los embriones congelados. Una vez más, ambos son iguales en dignidad fundamental. Sin embargo, el niño de cinco años tiene una probabilidad mucho mayor de sobrevivir. Los embriones congelados enfrentan probabilidades difíciles al pasar del recipiente al útero y al nacimiento. Incluso cuando se descongelan con éxito, muchos embriones abortan espontáneamente después de la implantación. Además, un niño de cinco años puede sentir dolor, mientras que los embriones no. Si se da la opción de dejar que un ser humano muera en una agonía profunda o dejar que otros mueran sin agonía alguna, se salva al primero. Finalmente, hay preocupaciones sociales. El niño de cinco años es conocido por la familia, la familia extensa y la comunidad local. Si muere, docenas, si no cientos, se ven afectadas por la pérdida. No sucede lo mismo con los embriones, donde el doloroso duelo se limita en gran medida a la familia inmediata.
Por supuesto, ninguna de estas consideraciones disminuye la humanidad del embrión ni justifica matarlo intencionalmente. Más bien, son criterios de desempate a la hora de decidir salvar a un ser humano en lugar de a otros. Un agente del Servicio Secreto recibiría una bala por el presidente de los Estados Unidos, pero no por un ciudadano común. Y si Washington DC es atacado, salvará al presidente en lugar de a una ciudad entera. ¿Qué dice eso sobre el valor intrínseco de los que quedan atrás?
Nada. Si bien toda vida humana es sagrada, las consecuencias de perder al presidente son catastróficas. El Servicio Secreto lo sabe y actúa en consecuencia. En resumen, el experimento mental de Tomlinson pasa por alto por completo el punto central. Ramesh Ponnuru escribe: “La cuestión moral que plantean los escenarios del edificio en llamas es hasta qué punto se puede mostrar favoritismo sin ser injusto”. En estos escenarios, escribe,
“podríamos tener en cuenta razonablemente todo tipo de cosas —los lazos familiares, las perspectivas de vida de los potenciales rescatados, el sufrimiento que sufrirían si no fueran rescatados, etc.— que no son relevantes para la pregunta: ¿podemos matarlos?”
Precisamente.
Objeción #9: las mujeres no lamentan (o guardan luto) por los abortos espontáneos.
Tal vez sí, tal vez no. ¿Cómo demuestra esto que los nonatos no son humanos o que matarlos intencionalmente está bien? En pocas palabras, mis sentimientos sobre un asunto no cambian la realidad. Lamentaría la muerte de mi propio hijo mucho más que los miles de niños que mueren diariamente en los países en desarrollo, pero eso no significa que mi propio hijo sea más humano que esos otros niños. Simplemente significa que estoy emocionalmente apegado a mi propia descendencia.
Objeción #10: el embrión no parece humano.
Tal vez. Pero esto no viene al caso. Los maniquíes pueden parecer humanos, pero no lo son ni remotamente, mientras que el Hombre Elefante no parecía humano, pero lo era. La cuestión no es qué apariencia tiene una entidad, sino qué es.
Es cierto que nuestras intuiciones pueden no identificar inmediatamente un embrión temprano como uno de nosotros. Después de todo, no parece un lindo recién nacido, pero sí parece exactamente como debería verse un ser humano en esa etapa de desarrollo. El filósofo Richard Stith propone un experimento mental para repensar nuestras intuiciones sobre el embrión en sus comienzos. Imagine que está en un safari mexicano en la era predigital y tiene una cámara Polaroid. La Polaroid primitiva era un dispositivo de aspecto extraño con una gran ventaja: en lugar de esperar semanas para el revelado de la foto, escupía la foto en el acto, permitiéndole verla revelarse ante sus ojos en unos 90 segundos. Durante el safari, en el momento justo, toma una foto Polaroid de un jaguar negro saltando por el sendero frente a usted. Los jaguares negros casi nunca se fotografían, ¡pero la tiene! ¡National Geographic le pagará mucho dinero por esa foto! Mientras espera sin aliento que surja la imagen, le arranco la cámara Polaroid de las manos y rompo la foto que aparece. ¡Se pondría furioso! Supongamos que respondiera:
“No hay ningún jaguar en esa foto. Es solo una mancha marrón en un trozo de papel blanco”.
¿Eso lo satisfará? ¡Jamás! Con razón, usted señalaría:
“El jaguar de la imagen ya estaba allí. Simplemente no podíamos verlo porque todavía se estaba desarrollando”.
De la misma manera, desde la etapa unicelular, usted ya estaba allí. Simplemente no podíamos verlo porque todavía se estaba desarrollando. ¡Esa es la ciencia de la embriología!
Para repasar, las siguientes objeciones NO refutan el argumento científico del defensor de la vida:
- La gente no está de acuerdo sobre cuándo comienza la vida: la ausencia de consenso no significa una ausencia de verdad.
- El espermatozoide y el óvulo están vivos: sí, pero esto confunde partes con totalidades. El espermatozoide y el óvulo son partes de seres humanos más grandes. Los embriones son seres humanos completos que, como todos los organismos vivos, funcionan de manera coordinada.
- Gemelos: el hecho de que un embrión se divida no significa que no sea completamente humano (ejemplo de los platelmintos).
- Abortos espontáneos: el hecho de que la naturaleza provoque un aborto espontáneo no significa que los nonatos no sean humanos o que esté bien matarlos intencionalmente.
- Embarazos molares: no comienzan como embriones humanos y se transforman en tumores. Nunca fueron embriones humanos para empezar.
- Confusión del alma: si los seres vivos tienen alma es una cuestión filosófica. Cuándo llegan a existir los seres humanos es una cuestión empírica. Podemos responder a la segunda sin responder a la primera.
- Decir que la vida comienza en la concepción es un argumento religioso: los argumentos son verdaderos o falsos, válidos o inválidos. Llamar a un argumento “religioso” es un rechazo, no una refutación.
- Quema de clínicas de fertilidad: ¿cómo se deduce que porque salvé a un ser humano en lugar de a otros, los que quedan atrás no son completamente humanos?
- Las mujeres no lamentan los abortos espontáneos: muchas lo hacen. Sin embargo, mis sentimientos sobre algo no cambian lo que es.
- El embrión no parece humano: pero sí parece exactamente como debería verse un ser humano en esa etapa. La pregunta no es qué aspecto tiene una entidad, sino qué es.
A Continuación: ¿Qué es el Aborto?