La Doctrina de la Predestinación de Luis de Molina


La Doctrina de la Predestinación de Luis de Molina

Por Kirk MacGregor
Traducción de Allan Sánchez

 

Este artículo fue presentado en la 67ª Reunión Anual de la Sociedad Teológica Evangélica el 17 de noviembre de 2015.

Este artículo emplea trabajos actualmente no traducidos de Molina, especialmente el libro siete de la Concordia, para delinear su doctrina de la predestinación, mostrando en el proceso sus principales diferencias con la doctrina de Arminio de la predestinación (con la que a menudo se confunde). Como Calvino, Molina interpretó Romanos 9 como la enseñanza de la predestinación soberana de Dios de cada individuo para salvación o condenación. No menos que para Calvino, Molina estaba preocupado por realzar la soberanía de Dios. Sin embargo, Molina afirmó que un Dios que puede infaliblemente lograr la salvación o condenación de cada individuo sin comprometer su libertad libertariana era más soberano que un Dios que sólo puede lograr sus destinos eternos si carecen de libertad libertariana y si él, a su vez, predispone sus voluntades atadas a sus fines predestinados.

Molina definió la predestinación como aquel segmento de la providencia de Dios perteneciente a la vida eterna. [1] Al formular su doctrina de la predestinación, Molina intentó reconciliar tres conjuntos de textos bíblicos—pasajes que afirman la soberana predestinación individual, pasajes que afirman la libertad libertariana humana, y pasajes que afirman la voluntad salvífica universal de Dios. Molina interpretó cada conjunto de textos literal y directamente, de acuerdo con su significado al pie de la letra. Cabe señalar que Molina no encontró ninguna contradicción entre estos conjuntos de textos. A pesar de que es desconcertante para muchas personas, cómo los tres conjuntos pueden ser simultáneamente verdad, sin embargo, Molina señaló que no hay inconsistencia lógica entre ellos. Tampoco puede haber ninguna inconsistencia lógica entre ellos, porque todos ellos son la Palabra inerrante de Dios. [2] Por lo tanto Molina rechazó firmemente cualquier estrategia interpretativa que leyera los textos que afirman la predestinación individual a través de los lentes de los textos que afirman la libertad libertariana más la voluntad salvífica divina (así como Molina sentía que Arminio había hecho) o cualquier estrategia interpretativa que leyera los textos que afirman la libertad libertariana más la voluntad salvífica divina a través de los lentes de los textos que afirman la predestinación individual (así como Molina sentía que Calvino había hecho). Mientras que uno debe utilizar una exégesis sólida para determinar lo que enseña cada conjunto, Molina creía que la forma de conciliar estos tres conjuntos de textos no era exegética sino filosófica. En otras palabras, la exégesis sólida de cada conjunto nos deja sólo con tres piezas de rompecabezas no contradictorias que no encajan. Como parte de amar a Dios con todas nuestras mentes, Molina insistió en que usemos la reflexión filosófica para detectar el rompecabezas más grande en el que encajan las tres piezas. Molina intentó evitar lo que él consideraba como dos intentos filosóficos fallidos para detectar el rompecabezas: basando la predestinación en la presciencia, la cual Dios eligió a aquellos a los que antes conoció que creerían libremente en Cristo; y hacer de la predestinación un don arbitrario de Dios ajeno a su presciencia.

Veamos primero la exégesis de Molina de los textos escriturales pertinentes y luego volvemos a su análisis filosófico de la predestinación basado en el conocimiento medio.

Exégesis de Molina

             Molina creyó que Romanos 9, Éxodo 33:19, Malaquías 1:2-3, 2 Timoteo 2:20, Efesios 1:4-5, Efesios 1:11, Ezequiel 11:19-20, Ezequiel 36:26-27, Romanos 8:29-30, y 1 Pedro 1:1-2 constituían el conjunto de textos que afirmaban la soberana predestinación individual de Dios. En otras palabras, Molina afirmó que estos textos enseñan que, para cada individuo, Dios ha escogido libremente desde antes de la fundación del mundo si ese individuo sería salvo (elegido) o condenado (reprobado). Esto fue demostrado de manera concluyente para Molina por varios versos en Romanos 9. Molina afirmó que el ejemplo de Jacob y Esaú en Romanos 9:11-13 se refería estrictamente a esos dos individuos, de tal manera que Jacob y Esaú no eran, como Arminio decía, representantes de dos grupos diferentes. [3] En Romanos 9:15 (una cita paulina de Éxodo 33:19), «Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca,» Molina llamó la atención sobre el hecho de que los pronombres «del que/al que» son singulares en lugar de plurales, indicando así la elección misericordiosa y compasiva de Dios de individuos específicos. [4] Que Dios no sólo elige, sino también reprueba individuos específicos, Molina lo encontró claro en Romanos 9:18, «Así que del que quiere tiene misericordia, y al que quiere endurece». Nuevamente, Molina argumentó que esta conclusión estaba garantizada por el uso de pronombres singulares del verso para «del que/al que» en lugar de pronombres plurales. [5] Un individuo específico que Dios reprobó, o endureció, fue el faraón, como descrito en Romanos 9:17. [6] Que algunos están predestinados a la salvación y otros reprobados a la destrucción se hizo aún más evidente para Molina en Romanos 9:13 (una cita paulina de Malaquías 1:2-3), Romanos 9:20-23, y su paralelo en 2 Timoteo 2:20. A la posible objeción de que Romanos 9:20-23 (paralelo a 2 Timoteo 2:20) enseña la predestinación corporativa porque se refiere a dos grupos (los vasos de ira/deshonra y los vasos de la misericordia/honra), Molina respondió que el contexto de la predestinación individual a lo largo de Romanos 9 y que conduce a los versículos 20-23 requiere que estos versículos significan que Dios eligió a los individuos específicos para la elección y la reprobación los cuales formaron los dos grupos. [7]

La naturaleza eterna de la predestinación de Dios fue confirmada para Molina por Efesios 1:4-5, «Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad». Antes de que Dios creara el mundo, y por lo tanto antes que comenzara el tiempo, Dios predestinó, según su placer y voluntad, varios individuos para ser sus hijos adoptados, santos y sin culpa en y a través de Cristo. [8] Molina insistió en que, debido a los efectos de la Caída, nadie puede venir a Cristo por sus propios medios. [9] Más bien, para que alguien venga a Cristo, Dios primero debe dar a ese individuo un corazón nuevo, suave y un nuevo espíritu para reemplazar el viejo corazón de piedra y el espíritu muerto forjado por la Caída. Por lo tanto, la gracia previa dada por el Espíritu Santo, que Molina llamó gracia preveniente, gracia suficiente, o gracia que hace clemente, es necesaria para que alguien reciba a Cristo. Tal gracia atrae a la gente a seguir a Cristo. [10] Molina afirmó que esta era la conclusión ineludible de Ezequiel 36:26-27. [11] Como resultado, Molina sostuvo que es «necesario para nuestra conversión» que «Dios agite y mueva nuestra facultad de elección con la ayuda de la gracia sobreviniente». [12]

Molina entonces llegó a Romanos 8:29-30 y 1 Pedro 1:1-2, dos textos que históricamente se habían utilizado para enseñar que la predestinación se basó en la presciencia de Dios de quien libremente depositaría su fe en Cristo. Esto fue porque Romanos 8:29 («Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo») coloca la presciencia lógicamente antes de la predestinación, y 1 Pedro 1:1-2 («Elegidos según la presciencia de Dios Padre») hace que algún tipo de presciencia sea un factor en la elección. Mientras afirmaba estas claras observaciones, Molina rechazó la inferencia de estas observaciones a la interpretación histórica de los textos en dos frentes.

Primero, Molina declaró que la interpretación histórica es descartada por el contexto más amplio de la Escritura, especialmente los datos en Romanos 9. Porque si nuestra libre creencia en Cristo es la razón por la cual Dios nos predestinó, entonces somos nosotros quienes, de hecho, nos predestinamos por nuestra fe en lugar de que Dios nos predestine. Forzamos la mano de Dios en predestinarnos al realizar el acto espiritualmente meritorio de poner la fe en Cristo. Por el contrario, el reprobado fuerza la mano de Dios en reprobarse al negarse a poner fe en Cristo. En tal caso, ninguno de los elegidos podría haber sido reprobado o viceversa; la elección y la reprobación llegan a ser por las elecciones de los seres humanos en lugar de las de Dios. Todo esto, afirmó Molina, es directamente contradictorio con Romanos 9, y la Escritura no puede contradecir la Escritura. [13] Por lo tanto, Molina preguntó retóricamente «Si la causa de la predestinación puede atribuirse a la parte del predestinado [los elegidos]» y «si la causa de la reprobación puede atribuirse a la parte del reprobado». [14] Él respondió a ambas preguntas decididamente en negativo, alegando que cualquier respuesta positiva equivalía a seguir «los errores de Orígenes y Pelagio». [15] Sobre la base de la declaración paulina, «Porque cuando aún los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni malo, para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama… A Jacob ame, pero a Esaú aborrecí.» (Romanos 9:11-13), Molina declaró que «la fe prevista no puede ser el fundamento de la justificación o la predestinación» [16], ya que afirmar de otra manera socavaría la implicación al pie de la letra de que el decreto de Dios para elegir a Jacob y reprobar a Esaú no tomó en cuenta ningún bien futuro o actos malos de su parte, tales como la creencia o la incredulidad. De este modo, Molina dedujo que Dios elige a las personas «con su santo llamamiento, no conforme a nuestras obras, sino conforme a su propósito y gracia que nos fue dada en Cristo Jesús». [17] Del mismo modo, la persona reprobada «no es reprobada por los pecados previstos, y verdaderamente no tiene ni la causa ni el motivo de reprobación dentro de él». [18] Dado que «el efecto total de la predestinación… depende sólo de la libre voluntad de Dios» [19], Dios podría haber predestinado a «cualquiera de los elegidos a haber sido realmente reprobados» y a cualquiera «de los reprobados a haber sido verdaderamente elegidos». [20] En consecuencia, Molina era un firme creyente en la elección incondicional, sosteniendo que Dios elige puramente de acuerdo a su placer, sin considerar ninguna fe prevista o buenas obras y reprueba sin tener en cuenta cualquier incredulidad o pecados previstos. [21]

En segundo lugar, Molina argumentó que la interpretación histórica de Romanos 8:29-30 y 1 Pedro 1:1-2 entendía anacrónicamente los términos «preconoció» y «presciencia» a la luz de las distinciones filosóficas patrísticas y medievales que eran desconocidas y por lo tanto ajenas a la intención de Pablo y Pedro. Según Molina, escritores bíblicos como Pablo y Pedro no diferenciaron entre las especies de la presciencia de Dios, sino que simplemente clasificó todos los casos de presciencia bajo el término «preconocimiento» y sus derivados. [22] Sin embargo, los pensadores patrísticos y medievales sólo entendieron el conocimiento libre (el conocimiento posvolicional de Dios del futuro) como constitución de la presciencia en el sentido filosófico. En consecuencia, la mayoría de los exegetas patrísticos y medievales leen el «conocimiento del futuro» en los términos «preconocí» y «presciencia» en Romanos 8:29-30 y 1 Pedro 1:1-2. Pero Pablo y Pedro podrían haber denotado tan fácilmente el conocimiento natural (el conocimiento prevolicional de Dios de todas las verdades posibles) o el conocimiento medio (el conocimiento prevolicional de Dios de todas las verdades contrafácticas) por estos términos como podrían haber denotado el conocimiento libre, porque no distinguían entre estos tres tipos de conocimiento. Así que toda esa sólida exégesis de Romanos 8:29-30 y 1 Pedro 1:1-2 puede establecer que algunas especies de presciencia (conocimiento natural, medio o libre) es lógicamente anterior a la predestinación y que algunas especies de presciencia son un factor en la elección. [23] Puesto que Romanos 9 descarta la posibilidad del conocimiento libre (ya que esto nos convertiría en los determinantes de nuestra elección o reprobación), el principio de comparar la Escritura con la Escritura nos deja ya sea con conocimiento natural o conocimiento medio como el referente preciso de Romanos 8:29 y 1 Pedro 1:1-2. Aquí, sostuvo Molina, el análisis filosófico debe integrarse con la hermenéutica para discernir la respuesta. [24] En el caso de ambos textos, Molina creía que el conocimiento natural era eliminado por el reductio ad absurdum. Pues Dios entiende en su conocimiento natural que es lógicamente posible que alguien sea salvo. Pero si, en el caso de Romanos 8:29, Dios predestinó a aquellos a quienes él sabía que podrían simplemente ser salvos y si, en el caso de 1 Pedro 1:1-2, Dios eligió a aquellos que él sabía que simplemente podrían ser salvos, entonces todos estarían predestinados a la salvación. Pero el universalismo es negado explícitamente a través de la Escritura, incluyendo Romanos 9, que presentan a Esaú, Faraón, y los vasos de ira como eternamente condenados. Por proceso de eliminación, entonces, la presciencia descrita en Romanos 8:29-30 y 1 Pedro 1:1-2 debe ser el conocimiento medio. [25] Por lo tanto, de alguna manera, Dios predestinó y eligió a aquellos que él sabía que serían salvos bajo diversas circunstancias de su elección.

Molina tenía conocimiento de otras dos interpretaciones de la presciencia descritas en estos textos, una de las cuales rechazaba y la otra de las que creía implicaba su propia interpretación. La interpretación rechazada supuso que el preconocimiento era sinónimo de predestinación, una visión que primero propuso Agustín y, en los tiempos de Molina, adelantada por Calvino. [26] Por lo tanto, Dios sabe por adelantado qué personas serán salvas porque hace que esas personas sean salvas, dándoles una gracia irresistible que es lógicamente imposible que se opongan. Consciente de las intenciones de su voluntad y de su omnipotencia, Dios preconoce que todas sus intenciones serán cumplidas. Molina acusó a esta interpretación de contradecir un conjunto de más de veinte textos bíblicos, incluyendo Génesis 4:6-7 y Ezequiel 18:30-32, afirmando que los seres humanos poseen libertad libertariana después de la caída. La clave para Molina era Deuteronomio 30:11-19, donde Moisés exhortó a los israelitas antes de entrar en la Tierra Prometida:

Este mandamiento que yo te ordeno hoy no es muy difícil para ti, ni está fuera de tu alcance. No está en el cielo, para que digas: “¿Quién subirá por nosotros al cielo para traérnoslo y hacérnoslo oír a fin de que lo guardemos?” Ni está más allá del mar, para que digas: “¿Quién cruzará el mar por nosotros para traérnoslo y para hacérnoslo oír, a fin de que lo guardemos?” Pues la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la guardes. Mira, yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal; pues te ordeno hoy amar al Señor tu Dios, andar en sus caminos y guardar sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y te multipliques, a fin de que el Señor tu Dios te bendiga en la tierra que vas a entrar para poseerla. Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, sino que te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y los sirves, yo os declaro hoy que ciertamente pereceréis. No prolongaréis vuestros días en la tierra adonde tú vas, cruzando el Jordán para entrar en ella y poseerla. Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia.

Pero Dios haciendo que ciertas personas sean salvas destruye su libertad libertariana: «Porque si, al no tener idea de lo que la libre elección creada iba a hacer en su libertad, Dios por la libre determinación eterna de Su voluntad y por Su influencia lo determina a todo lo que Él quiere, y si, mientras permanezca esa determinación e influencia divina, la libre elección no puede hacer otra cosa que aquella a la que está tan determinada, entonces no veo en qué sentido permanece genuinamente libre de esforzarse por lo que quiere». [28] Debido a la libertad libertariana, es lógicamente imposible que Dios haga que cualquier ser humano sea salvo. Esta consecuencia llevó a Molina a negar que la gracia previa o preveniente es irresistible. Más bien, la gracia preveniente restaura a las personas su facultad mental de elegir el bien espiritual (una facultad que había sido eviscerada en la Caída) y así provee a las personas de su libertad libertariana. Además, atrae a la gente a poner su fe en Cristo. [29] Significativamente, puesto que el mencionado conjunto de textos escriturales atestigua que todos los seres humanos poseen la libertad libertariana (incluso los israelitas que cometieron idolatría), le siguió a Molina que Dios le da a todos los humanos gracia preveniente. Pues no podrían poseer la libertad libertariana sin ella. [30] Por lo tanto, Molina afirmó que la predestinación de Dios no es su decisión de dar a algunas personas la gracia previa irresistible y retenerla de los demás (porque todos reciben gracia previa, y no es irresistible), pero debe ser su decisión de hacer otra cosa al elegir incondicionalmente ciertas personas para ser elegidas y otras para ser reprobadas. [31]

Originalmente propuesto por Bernard de Clairvaux, la interpretación que Molina sentía implicaba la suya propia era que la presciencia descrita en Romanos 8:29-30 y 1 Pedro 1:1-2 equivalía al conocimiento relacional previo de Dios de las personas a las que él predestinaría. [32] Porque si Dios tuviera un conocimiento relacional previo de las personas a las que predestinaría antes de que esas personas existieran, ese conocimiento relacional técnicamente sería de sus esencias individuales, que existían como ideas en la mente de Dios. Y el conocimiento relacional completo de la esencia individual de alguien abarcaría saber todo lo que la esencia individual, si es instanciada, haría libremente bajo cualquier circunstancia. [33] Así, Molina sostuvo que el conocimiento relacional completo no excluye, sino más bien implica un conocimiento fáctico completo. [34] Así que Dios conoce la esencia individual de cada individuo posible tan íntimamente que sabe en qué condiciones ellos se salvarían o no libremente, y es este conocimiento previo, contrafáctico, que está relacionado con los textos bajo consideración.

Además de los conjuntos de textos que afirman la predestinación individual y la libertad libertariana, Molina identificó 1 Timoteo 2:4, 2 Pedro 3:9, Ezequiel 18:23-32, Ezequiel 33:11 y Apocalipsis 3:20 como el conjunto de textos que enseñan la voluntad salvífica universal de Dios, o el deseo absoluto de Dios de que cada persona que crea reciba su salvación. [35] Con los datos bíblicos sobre la mesa, Molina ahora se volvió al análisis filosófico para la tarea de revelar el rompecabezas más grande en el que encajan los datos.

Un Análisis Filosófico de la Predestinación Basado en el Conocimiento Medio.

 Cualquier individuo que escogiera libremente abrazar la oferta de salvación de Dios en el mundo que Dios elige es, por lo tanto, predestinado a la salvación y también elegido por Dios, aún cuando Dios pudiera haber elegido un mundo igualmente bueno en el cual ese mismo individuo elegiría libremente rechazar la oferta de salvación de Dios o un mundo igualmente bueno en el que ese mismo individuo no existiría. Cualquier individuo que escogiera libremente rechazar la oferta de salvación de Dios en el mundo que Dios elige es reprobado por Dios, aún cuando Dios podría haber escogido un mundo igualmente bueno en el cual ese mismo individuo elegiría libremente abrazar la oferta de salvación de Dios o un mundo diferente igualmente bueno en el cual ese mismo individuo no existiría. [43] Por eso Molina afirmó que podríamos finalmente entender por qué Pablo insistió que, en la predestinación, no hay injusticia con Dios:

«¿Qué diremos entonces? ¿Qué hay injusticia en Dios? ¡De ningún modo!… Me dirás entonces: ¿Por qué, pues, todavía reprocha Dios? Porque ¿quién resiste a su voluntad? Al contrario, ¿quién eres tú, oh hombre, que le contestas a Dios?» (Rom. 9:14, 19-20).

Dios no puede contradecirse al elegir a algunas personas y reprobar a otras, ya que todos los mundos factibles disponibles para él en esta etapa son igualmente buenos, y Dios eligiendo a algunos y reprobando a otros es simplemente la consecuencia lógicamente inevitable de su elección de crear un mundo en absoluto.

Aquí vemos que la doctrina de Molina de la predestinación reconcilia probablemente la discrepancia aparentemente más nudosa dentro del conjunto de textos que afirman la predestinación individual. Esta es la supuesta discrepancia entre Romanos 8:29-30 y 1 Pedro 1:1-2, que afirman que la predestinación concuerda con el conocimiento previo de Dios sobre las respuestas criaturales libres a la gracia preveniente, y Romanos 9, que afirma que la predestinación no se basa en el conocimiento previo de Dios de las respuestas criaturales libres a la gracia preveniente. Molina señaló que no hay ninguna contradicción lógica entre estas dos afirmaciones. La predestinación literalmente va de acuerdo o está de acuerdo con el conocimiento previo de Dios de las respuestas criaturales libres a la gracia preveniente, ya que cualquiera que acepte libremente la gracia de Dios en el mundo factible que Dios elige crear es elegido y cualquiera que rechace libremente la gracia de Dios en el mundo factible que Dios elige crear es reprobado. Para expresar el mismo sentimiento de manera negativa, nadie que acepte libremente la gracia de Dios en el mundo factible que Dios elige es reprobado y nadie que rechace libremente la gracia de Dios en el mundo factible que Dios elige es elegido. [44] Así que hay plena conformidad o acuerdo entre la predestinación y el conocimiento previo de Dios sobre las respuestas criaturales libres. Sin embargo, la predestinación no se basa en el conocimiento previo de Dios de las respuestas criaturales libres a la gracia preveniente. Cuando Romanos 9:11-13 dice que

«porque cuando aún los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni malo, para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama… A Jacob ame, pero a Esaú aborrecí»,

sólo afirma que la elección no se basa en el conocimiento previo de sus acciones. No afirma que Dios carezca de conocimiento previo de sus acciones, y parece que nadie que afirma una comprensión tradicional de la omnisciencia de Dios (como lo hacen los calvinistas) podría negar que Dios tiene conocimiento previo de sus acciones. Así que, mientras que Dios tiene conocimiento previo de lo que Jacob, Esaú y todas las otras criaturas harían libremente en cualquier mundo factible, su predestinación no se basa en este conocimiento. No toma en cuenta este conocimiento. La predestinación de Dios de Jacob a la salvación y Esaú a la condenación se basa puramente en su elección soberana para actualizar un mundo factible donde Jacob es elegido y Esaú reprobado (es decir, donde Jacob acepta libremente su gracia y Esaú rechaza libremente la gracia de Dios) en lugar de un mundo factible donde Esaú es elegido y Jacob reprobado (es decir, donde Esaú acepta libremente su gracia y Jacob rechaza libremente la gracia de Dios) o un mundo factible donde Jacob es elegido y Esaú no existe, Esaú es elegido y Jacob no existe, o ni Jacob ni Esaú existen. Todos estos mundos están dentro del poder de Dios para crear. Por lo tanto nada (tal como el conocimiento previo de los actos criaturales) influye en la elección de Dios de un mundo sobre los otros, y la elección se basa puramente en el buen placer de Dios. [45] Dado que esta elección predestinaria no está de algún modo basada en cómo cualquier persona en ese mundo respondería a su gracia, la doctrina de Molina de la predestinación defiende la doctrina de la elección incondicional.

Un Resumen de la Predestinación Molinista

La doctrina de Molina de la predestinación puede ser encapsulada de la siguiente manera. Molina no veía a ningún individuo posible, creado a la imagen de Dios, tan malo como para despreciar libremente la gracia de Dios en todas las circunstancias imaginables. Por otra parte, Molina no veía a ningún individuo posible, sumido en el pecado, suficientemente bueno para que abrazara libremente la gracia de Dios en todas las circunstancias concebibles. Por consiguiente, la posesión de conocimiento medio por parte de Dios lógicamente antes de tomar cualquier decisión sobre el mundo, incluyendo quién sería salvo o perdido, proporciona la clave para la soberana predestinación individual de Dios. Para cualquier individuo posible, Dios puede escoger elegir a ese individuo creando un mundo de circunstancias de preservación de la libertad en las cuales Dios ya sabe que él/ella voluntariamente abrazaría su gracia. Y Dios puede escoger no hacer ese individuo en absoluto creando un mundo diferente, igualmente bueno de circunstancias de preservación de la libertad donde el individuo no existe. Esta elección entre reprobación, elección y no existencia está incondicionada por nada en el individuo, sino que depende exclusivamente de la voluntad soberana de Dios. [46]

Al acoplar el conocimiento medio con la hipótesis de que Dios podría soberanamente actualizar para cualquier individuo posible un estado de cosas en el que esa persona fue salvada libremente, perdida libremente o inexistente, donde la elección no depende en absoluto del individuo posible sino únicamente del buen placer de Dios, me parece que Molina reconcilia ingeniosamente la plena soberanía divina, la libertad humana libertariana y la voluntad salvífica divina universal sin socavar el significado al pie de la letra de ninguna de estas doctrinas o textos bíblicos que las apoyan. La doctrina de Molina tiene por tanto el poder de servir como un acercamiento genuino entre las doctrinas calvinistas y arminianas de la predestinación.

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[1] Molina, Concordia, 7.23.1/2.1.1, 8; Craig, Divine Foreknowledge and Human Freedom, 241.

[2] Ibid., 5.19.6.1.19; 7.23.4/5.1.6.25.

[3] Ibid., 7.23.4/5.4.1, 22-3.

[4] Ibid., 7.23.4/5.4.2, 24. La observación de Molina se aplica igualmente al griego original de Romanos 9:15, el cual usa el singular ὅν en lugar del plural ὅντινα.

[5] Ibid., 7.23.4/5.4.2. Sobre exactamente las mismas bases lingüísticas como Romanos 9:15 (ὅν en lugar de ὅντινα), el argumento de Molina también se aplica al griego original de Romanos 9:18.

[6] Ibid.

[7] Ibid., 7.23.4/5.1.6.4.

[8] Ibid., 7.23.1/2.1.2; 7.23.1/2.2.4; 7.23.4/5.1.8.25; 7.23.4/5.1.11.12.

[9] Por lo tanto, Molina rechazó vigorosamente la afirmación del teólogo dominicano Domingo de Soto (1494–1560) y el teólogo franciscano Andreas de Vega (d. 1560) que sólo el libre albedrío humano sin la ayuda especial de la gracia preveniente era suficiente para el arrepentimiento y la creencia (Concordia, 3.13.13.39.1-8).

[10] Molina, Concordia, 2.14.13.35.8.

[11] Ibid., 7.23.4/5.1.6.15.

[12] Molina, Foreknowledge, 4.14.13.53.1.8.

[13] Molina, Concordia, 7.23.4/5.1.2.3-4.

[14] “Utrum ex parte praedestinati detur causa praedestinationis….Utrum ex parte reprobi detur causa

reprobationis” (Molina, Concordia, 7.23.4/5.1.1; 7.23.4/5.4.1).

[15] “erroribus . . . Origenis et Pelagii” (Molina, Concordia, 7.23.4/5.1.2.1).

[16] “fides praevisa non sit ratio iustificationis ac praedestinationis” (Molina, Concordia, 7.23.4/5.1.2).

[17] “Vocavit nos vocatione sua sancta, non secundum opera nostra, sed secundum propositum suum et

gratiam quae data est nobis in Christo Iesu” (Molina, Concordia, 7.23.4/5.1.2.1).

[18] “Ergo reprobatio non est propter peccata praevisa atque adeo nec causam nec rationem ex parte reprobi habet” (Molina, Concordia, 7.23.4/5.4.1).

[19] “totius effectus praedestinationis…ex sola libera Dei voluntate pendeat” (Molina, Concordia,

7.23.4/5.1.2).

[20] “illi electi…hi vero reprobi fuerint…illi reprobi…hi vero electi fuerint” (Molina, Concordia,

7.23.4/5.1.2.4).

[21] MacGregor, Molinist-Anabaptist Systematic Theology, 66-8.

[22] Molina, Concordia, 7.23.4/5.1.11.36.

[23] Ibid., 7.23.4/5.1.3.9.

[24] Ibid., 7.23.4/5.1.8.25.

[25] Ibid., 7.23.4/5.1.3.9; 7.23.4/5.1.11.38.

[26] Augustine, De Spiritu et Littera, 7; idem, De Gestis Pelagii, 7; idem, De Correptione et Gratia, 23;

Calvin, Institutes, 3.22.8-10.

[27] Craig, “Middle-Knowledge View,” 135.

[28] Molina, Foreknowledge, 4.14.13.50.9.

[29] Molina, Concordia, 3.14.13.40.2-17.

[30] Ibid., 3.14.13.40.18-27.

[31] Ibid., 7.23.1/2.1.5, 8.

[32] Bernard of Clairvaux, Sermones super Cantica Conticorum, 21.7; cf. idem, De gratia et libero arbitrio, 14.51; idem, De gradibus humilitatis et superbiae, 10.36.

[33] Molina, Commentaria, 15.1.2.4; 16.3.1.

[34] Molina, Concordia, 7.23.4/5.1.11.18.

[35] Ibid., 1.14.13.23.2.7-8; 7.23.4/5.1.8.8, 6.

[36] Ibid., 7.23.4/5.1.6.23.

[37] Ibid., 7.23.4/5.7.1.1.

[38] Ibid., 1.14.13.12.6; 3.14.13.40.13.

[39] Ibid., 7.23.4/5.1.4.13; 7.23.4/5.1.11.41; idem, Foreknowledge, 4.14.13.49.9.

[40] Craig, “No Other Name,” 184. Otros prominentes molinistas que se suscriben a la condenación transmundial incluyen Thomas Flint (Providence, 119), Paul Copan (“True for You, But Not for Me”: Overcoming Objections to Christian Faith [rev. ed.; Bloomington, MN: Bethany House, 2009] 212), y Bruce Little (Creation-Order Theodicy, 154-5). La noción de condenación transmundial se basa en la idea de Alvin Plantinga de la depravación transmundial, según la cual hay ciertas personas posibles que producirían el mal moral en cada mundo factible en el cual existen (Nature of Necessity, 186-8).

[41] Craig, Divine Foreknowledge and Future Contingents, 204.

[42] Molina, Concordia, 7.23.4/5.1.11.7.

[43] Ibid., 7.23.4/5.1.11.8-16.

[44] Ibid., 7.23.4/5.1.2.9, 7.23.4/5.4.24.

[45] Ibid., 7.23.4/5.1.11.8-16.

[46] Ibid., 7.23.4/5.1.11.7. Como bien dice Craig, «Puesto que Dios elige crear cualquier mundo que Él desee sin respecto a cómo una persona dada respondería a Su gracia, la predestinación es inmerecida y gratuita» (Divine Foreknowledge and Future Contingents, 206).

Molinismo

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