Siete Mitos Acerca de las Cruzadas

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“La religión envenena todo,” declaró el ya fallecido escritor ateo Christopher Hitchens. A partir de este tipo de pensamiento, los críticos condenan las cruzadas, y otras persecuciones que han marcado la historia de la humanidad a manos de la iglesia cristiana. Con los ataques terroristas del 11 de Septiembre, las cruzadas han vuelto a ser tema relevante en la lista de actos de violencia motivados por la religiosidad. Es normal que muchos nos preguntemos, “¿Cómo es que gente cristiana pudo hacer esto?”

En este documento pienso exponer varios mitos ligados a las cruzadas y desmantelar ciertos malentendidos acerca de estas “guerras santas.”

Historia vs. Hollywood

Recientemente volví a ver la película hollywoodense “Kingdom of Heaven,” dirigida por Ridley Scott. El film me pareció entretenido. Siempre me han fascinado los castillos y caballeros medievales. Pero esta vez—después de haber revisado las cruzadas históricamente de fuentes confiables—la película me dejó con un sentimiento de expectativas incumplidas. El filme presenta a clérigos cristianos como cobardes predicadores de odio contra los musulmanes entre otros cristianos embrutecidos por la sed de sangre.

La ciudad de Jerusalén es representada como una sociedad postmoderna y progresista en donde todas las religiones coexisten en armonía y Saladin es la personificación de la tolerancia.

El profesor Jonathan Rile-Smith de la Universidad de Cambridge, experto en la historicidad de las cruzadas, declaró que la trama de la película es “completa y absolutamente disparatada… es una porquería. No es históricamente fidedigna.”[1] Estos comentarios de un historiador erudito pueden también ser aplicados al conocimiento de las cruzadas en nuestra cultura actual. A las masas les cuesta distinguir entre hechos y ficción, y películas como “Kingdom of Heaven” simplemente agregan a la confusión.

Sin más preámbulo, ¿cuales con algunos de los mitos acerca de las cruzadas en nuestra cultura occidental?

Mito #1: Las cruzadas fueron guerras religiosas no-provocadas contra Musulmanes tolerantes

Las cruzadas fueron un fenómeno extremadamente complejo, largo y frecuentemente malentendido. Aquí me referiré a las cruzadas como las campañas militares al medio oriente oficialmente convocadas por el Papa para combatir musulmanes con el propósito de recuperar terreno en Tierra Santa a cambio de indulgencias y otros privilegios otorgados por la iglesia. Esto seguido de un voto de “tomar la cruz” al sujetar una cruz al ropaje hasta que el voto fuese cumplido.

Es absolutamente cierto que las cruzadas no fueron agresión militar proactiva sino una defensa y movimiento reaccionario al expansionismo musulmán. En sus viajes misioneros, el Apóstol Pablo plantó las primerísimas iglesias en Asia menor (Turquía) y Macedonia (Grecia).

Para el año 65 d.C sabemos que el cristianismo se había esparcido al norte de África[2] e incluso hasta Roma. Hacia el siglo once, el mundo cristiano se vio cara a cara con una facción potente y fanática de islámicos conocidos como los turcos selyúcidas. Los turcos invadieron la zona de Asia menor—tierras cristianas—y profanaron los santuarios en Tierra Santa a pesar de los desesperados pero inútiles esfuerzos del Imperio Bizantino. En la batalla de Manzikert, el emperador Romanus IV fue capturado y sus fuerzas militares dispersas. Este evento precipitó la primera cruzada cuando el Emperador Alexius I Comnenus envió un emisario al Papa pidiendo ayuda. Posteriormente, el 27 de Noviembre del 1095, el Papa Urbano II anunció la primera cruzada. Los líderes religiosos y políticos de le época entendían bien el precio de la pasividad tras la invasión islámica de la península ibérica (España). Carlos Martel detuvo el avance de los musulmanes hacia el resto Europa occidental en la batalla de Tours (732) y de ahí otros grupos cristianos vieron como su deber el detener el avance de las fuerzas musulmanas y al mismo tiempo recobrar tierras previamente consagradas a Cristo. El musulmán fue el provocador y el cristiano asumió una posición defensiva. También has sido dicho—e ilustrado justamente como en películas de Hollywood—que los musulmanes eran extremadamente tolerantes con sus súbditos conquistados y que los trataron con respeto. En realidad casi siempre, los súbditos tenían la “libertad de escoger” islam como una alternativa a la muerte o esclavitud.[3] En el año 705 d.C., los conquistadores Musulmanes de Armenia reunieron a la nobleza Cristiana y los quemaron vivos.[4] Esto da origen a un conflicto armado. La guerra es un trabajo sucio y tal es la naturaleza humana que es inevitable que ambos bandos en el conflicto cometan atrocidades. Judíos fueron masacrados en Medina por el mismo Mohamed (700 aprox.), decapitados después de haber sido forzados a cavar sus sepulcros.[5] En 1570 invasores musulmanes asesinaron a miles de cristianos civiles en Chipre.[6] Y de estos ejemplos surge la imagen de que los cruzados no eran peores ni mejores que los musulmanes, pero el presentar el Islam como “tolerante y multicultural” y las cruzadas como agresión proactiva es ignorar la historia. El Islam y el mundo occidental ya habían estado en guerra en siglos anteriores. Las cruzadas no fueron más que un episodio más en la continuación de este conflicto latente.

Mito #2: Los Cruzados fueron motivados principalmente por la promesa de riquezas y botín

 

Ha sido erróneamente entendido que el núcleo de las armadas cruzadas estaba compuesto por la escoria de la sociedad y nobles “prófugos” con una mentalidad de “no perdemos nada” y una obsesión desmesurada a enriquecerse por medio del saqueo sistemático. Aunque es cierto que se dio mucho el saqueo, no fue suficiente para cubrir los costos exorbitantes de una cruzada. “El costo total de la cruzada de 1248-54 al rey Luis IX de Francia,” escribió el profesor Jonathan Riley-Smith “ha sido estimado a 1,537,570 livres equivalente a más de seis veces el producto interno bruto anual de Francia…el rey [también] gastó más de 1,000,000 livres en palestina al concluir su desastrosa campaña en Egipto.”[7] Los soberanos pronto se dieron cuenta que necesitarían aumentar sus impuestos agresivamente, y así lo hicieron hasta finales del siglo XVIII. Aún el clero colocó cofres para recolectar ofrendas y otorgó indulgencias limitadas a los dadores voluntarios.[8] Los cruzados tenían que rentar sus propiedades o venderlas para financiar sus viajes. Podemos concluir confiadamente que “lo último que esperaban los cruzados más sensatos habría sido la expectativa de ganancias materiales.”[9] De hecho, aproximadamente entre el 85-90 % de los reyes francos no respondieron al llamado del Papa a las cruzadas.[10]

¿Entonces qué fue lo que motivó las cruzadas? Las cruzadas fueron atractivas primeramente como un acto de auto santificación y ultimadamente salvación por obras (peregrinaje militar) y alternadamente como un “servicio” a Dios, los peregrinos y a la Iglesia. El principal beneficio al cruzado fue la expiación personal del pecado y la extrema promesa de inmortalidad celestial. La cruzada se convirtió en una “guerra justa” patrocinada por la iglesia para proteger peregrinos inocentes, recuperar Tierra Santa y detener a los invasores musulmanes, todo motivado por ganancias personales aunque no necesariamente materiales. Fue una tarea noble y digna de llevarse a cabo pero motivada por las razones equivocadas: indulgencias.

Mito #3: Los cristianos nunca deben inmiscuirse en asuntos de guerra

Un hecho que causa enorme confusión entre cristianos y escépticos acerca de las cruzadas es la intervención de la Iglesia en cuestiones militares. ¿Es la tarea de la Iglesia la de levantar ejércitos y declarar guerras? ¡Claro que no! No hay indicación alguna en la Escritura de que la iglesia debe intervenir militarmente. Esto es tarea del Estado. El Apóstol Pablo mandó que se someta “toda persona a las autoridades superiores” y considerar que “si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada [el gobierno], pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo.”[11] Pablo excluye a la Iglesia de todo asunto militar. Pero esto no quiere decir que individuos cristianos nunca deban participar en conflictos armados (siempre y cuando sea bajo la autoridad del estado). Hay guerras que son necesarias. Si la Segunda Guerra Mundial no hubiera terminado con la victoria aliada, seguramente todos los judíos habrían sido exterminados junto con los enemigos del nazismo.AúnAun más, cuando las torres gemelas en Nueva York se colapsaron y el presidente Bush declaró la “guerra al terrorismo” habría sido prácticamente imposible encontrar a un solo cristiano opuesto a tal declaración. Aún teólogos eminentes como Aquino—el fundador del pensamiento de la teoría de la “guerra justa”—y Martín Lutero no prohibieron la guerra al cristiano, pero ambos concordaron que el conflicto armado es tarea del estado y no de la iglesia. “Aquel hombre” escribió Lutero “cuya tarea es la de luchar contra el Turco es el Emperador Carlos, o quien sea Emperador; porque el Turco ataca a sus súbditos y su imperio, y es su deber como regente, designado por Dios mismo, el de defender a lo suyo.”[12]

Ni el mismísimo Jesús desalentó a los nuevos cristianos de participar en combate. Cuando se encontró con un centurión en Capernaum y sanó a su sirviente simplemente le dijo: “Ve, y como creíste, te sea hecho.”[13] Jesús fácilmente pudo haberle pedido su renuncia a los rangos militares romanos pero simplemente no lo hizo. La tarea de la Iglesia es la de promover la paz, orar por el gobierno y ser un benefactor de los débiles, enfermos y pobres. No el de erguir la espada. Eso es tarea del gobierno.

Mito #4: Saladin fue un regente justo y amante de la paz

En 1825, Sir Walter Scott publicó una influyente novela, El Talismán. Este trabajo presenta a Saladin como “un guerrero caballeroso, cortes, misericordioso y de gran sabiduría y tolerancia.”[14] Al mismo tiempo pinta a los cruzados cristianos como “bárbaros e ignorantes.”[15]

La novela ayudo a perpetuar esta imagen mítica de Saladin que permanece latente hasta nuestros tiempos. Luego viene la obra de tres volúmenes de Sir Steven Runciman denominada Historia de las Cruzadas, repitiendo a Sir Walter Scott pero ahora con un tono de erudición. El resultado fue la concepción moderna de Saladin como un sabio paladín heroico y a los cruzados como bárbaros belicistas sanguinarios. Esta perspectiva es sostenida por muchos hasta hoy.

En realidad Saladin en efecto fue generoso con los enemigos que respetaba—como Ricardo I. Pero también participó alegremente en los horrores de la guerra. Un tal momento se dio en la batalla de Hattin en Julio de 1187. Luego de un arduo y desastroso encuentro con Saladin, los cruzados pelearon contra el ejército musulmán al máximo pero finalmente perdieron la batalla. Como resultado, la mayoría del ejército cristiano fue capturado o pereció. Al rey Luis de Lusignan, y al Amo del Templo—el líder del orden de los Caballeros Templarios—se les concedió clemencia, pero Reinaldo de Chatillon fue decapitado personalmente por Saladin.[16] También “ordenó la ejecución masiva de todos los Caballeros Hospitalarios y Templarios con la excepción de su líder.”[17]

Parte del botín de Saladin en la batalla de Hattin fue “La Cruz verdadera.”[18] Saladin desfiló la reliquia “de cabeza” en las calles de Damasco.[19] Esto era sacrilegio y un gran insulto para los cruzados.

Algunos historiadores[20] son prontos a contrastar la masacre de musulmanes en Jerusalén durante la primera cruzada (1099)[21] contra la clemencia extendida por Saladin cuando la retomó en 1187. Como resultado de la batalla de Hattin, los estados cruzados perdieron la mayoría de sus guarniciones militares defensivas y Jerusalén se llenó de masas de refugiados—principalmente mujeres y niños—de las ciudades aledañas antes de que Saladin la sitiara. Lo que la mayoría de los historiadores no mencionan es que cuando una cuidad era sitiada la “regla convencional de guerra” era que “si una cuidad no se rendía antes de encarar a sus atacantes que tendrían que sitiar la cuidad (lo cual sin duda causaría un alto número de víctimas para el ejército perpetuando el sitio), entonces los habitantes podrían esperar ser masacrados como ejemplo para otros en el futuro.”[22] Si los musulmanes se hubieran rendido en 1099 se les habrían concedido términos favorables evitando una masacre. De hecho cuando Saladin mostró “clemencia” después de la rendición de Jerusalén (1187)—perdonando las vidas de los defensores—no estaba hacienda más que seguir las convenciones militares y la etiqueta de sus tiempos.

Mito #5: Durante siglos el mundo musulmán ha recordado las cruzadas con amargura y resentimiento

Esto es simplemente falso. Las cruzadas eran virtualmente desconocidas en el mundo musulmán hasta que Saya ‘Ali al-Hariri publica la primera historia musulmana de las cruzadas en 1899. Esta publicación surgió con tonos políticos ya que, en ese tiempo, el Imperio Otomano estaba en crisis. El Sultán Abdulhamid II estaba luchando por mantener la unidad dado que su rol como califa se vio seriamente comprometido. También se encargó de propagar la idea en público de que los europeos habían embarcado en una nueva “cruzada.”[23] Saya respaldo este mensaje escribiendo que “[n]uestro gran y glorioso sultán, Abdulhamid II, a desenmascarado acertadamente una cruzada europea en forma de campaña política.”[24] Como podemos ver, las primeras “historias” que los musulmanes recibieron estaban viciadas de sentimiento anti-occidental. No ayudó el hecho que en 1898, el Káiser Alemán Wilhelm II rindió homenaje a la tumba de Saladin en Damasco pintándolo como un héroe y caballero.

Anteriormente a la publicación de la ‘historia” de Saya, las cruzadas eran vistas como eventos menores y poco interesantes en el mundo musulmán. Las cruzadas eran amontonadas por los musulmanes con otros conflictos contra los “infieles” occidentales. Las cruzadas eran irrelevantes y fallidos eventos en el mundo islámico. Simplemente no tenían mayor importancia. ¡El mismo Saladin era despreciado por Turcos y Árabes por ser Kurdo!

Mito #6: Todos los cruzados eran cristianos

Primeramente, ¿Qué es un cristiano? En términos simples un cristiano es un seguidor de los hechos y enseñanzas de Jesús de Nazaret; alguien dedicado a seguir sus pasos y comportamiento como resultado de una transformación interna por el Espíritu Santo. Durante siglos, muchos han profesado ser cristianos pero sus hechos son incongruentes y contrarios a la revelación de Cristo por medio de los Evangelios en el Nuevo Testamento. Jesús dijo, “[n]o todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.”[25] Cuando analizamos algunas de las atrocidades cometidas por los cruzados y las comparamos con el evangelio, ¿podemos honestamente afirmar que Jesús condonaría ese comportamiento? ¡Ningún seguidor de Cristo honesto lo haría!

Martin Lutero capturó esta idea cuando escribió:

Ellos [los cruzados] levantaron armas contra el turco en nombre de Cristo, y enseñaron e incitaron a otros a hacer esto, como si nuestra gente fuera un ejército de cristianos contra los turcos, quienes eran enemigos de Cristo; y esto va directamente en contra de la doctrina y nombre de Cristo. Va contra su doctrina porque Él dice que el cristiano no debe resistir el mal, no debe pelear o causar querellas ni vengarse o insistir en derechos. Es contra su nombre, porque en tal ejercito apenas hay cinco cristianos, y aun peor gente en los ojos de Dios que los mismos turcos; y sin embargo llevan todos el nombre de Cristo. Este es el más grande de los pecados y uno que ningún turco comete, porque el nombre de Cristo es usado para pecado y deshonra.[26]

Aunque hubiera habido muchos cristianos en las cruzadas, el culpar a toda la cristiandad por los pecados de algunos es un tipo de falacia ad hominem conocida como culpa por asociación. Muchas veces los cristianos sinceros pecan, pero cuando lo hacen, lo hacen en contra del mandato de Cristo. En el caso de las cruzadas, sin embargo, no sería descabellado el afirmar que probablemente la mayoría no eran cristianos verdaderos.

Mito #7: Las cruzadas también se proclamaron contra los Judíos

Durante las cruzadas, judíos sufrieron violentos ataques en Alemania en 1096 y 1146, Inglaterra en 1190 (particularmente York) y en Francia en 1251 y 1320.[27] En 1306, el rey Felipe IV se apropió de toda propiedad y riqueza de los judíos y los expulsó de Francia.[28] Algunos de estos incidentes eran de naturaleza oportunista pero casi todos fueron motivados por la identificación de los judíos como los asesinos de Cristo. Salomón Bar Simpson captura este sentir al narrar la matanza de judíos en Cologne:

Los mártires [judíos] sufrieron la pena extrema normalmente reservada para los culpables de asesinato. Bien debe ser dicho con certeza que Dios es un juez justo, y esto es culpa nuestra. Por lo tanto, las aguas malignas prevalecieron. El enemigo injustamente les inculpó de actos malignos que no cometieron, declarando: “ustedes son los hijos de aquellos que mataron nuestro objeto de veneración, colgándolo de un madero.”[29]

Estos crímenes causaron la comprensible desconfianza de la comunidad judía hacia los cruzados. Pero el hecho es que los cruzados nunca fueron llamados a una cruzada contra los judíos. Bernard de Clarivaux, un líder de la iglesia durante la segunda cruzada condenó potentemente a un monje, compañero suyo—y de hecho lo mandó de regreso a su monasterio—llamado Radulf, cuando comenzó a predicar en contra de los judíos.[30] Cuando en 1096 el Conde Emicho of Leisengen atacó a los judíos en Speyer, el Obispo local los tomó bajo su protección. En este incidente 12 judíos fueron asesinados. Este patrón se repitió cuando Emicho marchó a Worms, Mainz, Cologne y Metz. En todas estas instancias el obispo local intentó—casi siempre sin éxito—proteger los asentamientos judíos locales. El Papa también condenó estos ataques de manera tajante, pero en realidad fue poco lo que pudo hacer. Este comportamiento no solo fue condenado por la iglesia sino por Jesús mismo.

“Los líderes de la iglesia trataron de detener esta línea de pensamiento [genocidio judío], pero una vez que el corcho había salido de la botella, no lo pudieron regresar.”[31] Sin embargo, nunca se proclamó una sola cruzada contra los Judíos.”[32]

Conclusión

El comportamiento de los cruzados frecuentemente usado como evidencia para asociar a toda la cristiandad con crímenes contra la humanidad y aun como argumento contra la bondad de Dios. Mucho más podría ser dicho acerca de los mitos y distorsiones acerca de las cruzadas—que sobreviven en películas como “Kingdom of Heaven”—pero en realidad estas fueron querellas reaccionarias y relativamente cortas de carácter defensivo instigadas por los Papas Católicos para recuperar tierras de los invasores musulmanes. Hubo atrocidades en ambos lados del conflicto. La idea de que los guerreros martirizados en las cruzadas tendrían asegurada la salvación eterna no se encuentra en ningún lado en la Biblia y parece más islamismo radical que cristianismo ortodoxo. Pero esto no hace nada para invalidar las enseñanzas de Cristo o la verdadera esencia del cristianismo: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” y “amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.”[33]

 


[1] Charlotte Edwardes, “Ridley Scott’s new Crusades film ‘panders to Osama bin Laden’.” http://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/northamerica/usa/1452000/Ridley-Scotts-new-Crusades-film-panders-to-Osama-bin-Laden.html (accessed August 16, 2013).

[2] Sabemos por el libro de Hechos18:24 que Apolos era nativo de Alejandría. También Egipto fue la cuna del monasticismo cristiano hacia el 140 d.C. precipitado por el escrito conocido como el Pastor de Hermas.

[3] Stark, God’s Battalions, 26.

[4] Ibid., 29.

[5] Ibid.

[6] Ibid.

[7] Jonathan Riley-Smith, What Were the Crusades? (San Francisco: Ignatius Press, 2009), 43-4.

[8] Ibid.

[9] Ibid., 73.

[10] Rodney Stark, God’s Battalions: The Case for the Crusades (New York: HarperCollins e-books, 2009), 113.

[11] Rom. 13:1,4. Todas las citas tomadas de la Biblia Reyna Valera 1960 al menos que se indique lo contrario.

[12] Martin Luther, Works of Martin Luther Vol. 5 (Oregon: AGES Software, 1997), 79, accessed August 16, 2013, http://www.holycrossdakotadunes.org/resources/Luther/Luther_Philidelphia_Edition_Vol_5.pdf, AGES Digital Library.

[13] Mat. 8:13.

[14] Thomas F. Madden, The New Concise History of The Crusades (Oxford: Rowman & Littlefield Publishers, 2006), 214.

[15] Ibid.

[16] Ibid., 76.

[17] Ibid.

[18] “La Cruz Verdadera” fue una famosa reliquia considerada como parte original de la cruz de Cristo. Desapareció de los registros históricos después de la batalla de Hattin. Se pensaba que un ejército en posesión de esta reliquia era invencible.

[19] Ibid.

[20] Edward Gibbon, Hugh Moffett and Dana Carleton (para nombrar solo a algunos) han pintado a Saladin como un héroe y caballero honorable en sus publicaciones.

[21] Es también un mito que cuando los cruzados tomaron Jerusalén, masacraron a todo hombre, mujer y niño hasta que la sangre “corría hasta los tobillos” como lo relata Raimundo de Aguiers. Este es el principal incidente usado para vilificar las cruzadas. “Según los estándares de esos tiempo,” escribe Thomas Madden, “a los que se apegaban tanto cristianos como musulmanes, los cruzados habrían tenido amplia justificación para eliminar a la población…a pesar de los reportes exagerados esto no sucedió. Es verdad muchos de los ciudadanos, judíos y musulmanes, fueron muertos en el encuentro inicial. Pero también a muchos se les permitió comprar su libertad o simplemente fueron expulsados de la cuidad. Historias posteriores de que en las calles corrían ríos de sangre hasta las rodillas nunca fueron exposiciones literales de los acontecimientos. El hombre medieval sabía que tal cosa es una imposibilidad. El hombre moderno desafortunadamente no lo toma así.” Ibid.,34.

[22] Stark, God’s Battalions, 158.

[23] Jonathan Riley-Smith et al., The Crusades: A history ( London: Yale University Press, 2005), 305.

[24] Ibid.

[25] Mat. 7:21

[26] Luther, Works of Martin Luther, 64.Enfasis mío.

[27] Norman Housley, Contesting the Crusades (Massachusetts: Blackwell Publishing, 2006), 161.

[28] Madden, The Crusades, 191.

[29] Solomon Bar Simpson, “Chronicle,” in Sholmo Eidelberg, The Jews and the Crusaders: The Hebrew Chronicles of the First and Second Crusades (Madison: University of Wisconsin Press, 1977), 25.

[30] Madden, The Crusades, 54

[31] Jonathan Riley-Smith, “Every Christian reformation is accompanied by violence,” Christian History, no. 40 (1993), 40.

[32] Jonathan Riley-Smith. “Rethinking the Crusades.” First Things. March 2000, 20-23, http://www.catholiceducation.org/articles/history/world/wh0042.html (accessed September 3 2013)

[33] Mar. 12:30-31.

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