Reflexiones sobre la Pasión de Cristo
por Chris Du-Pond
El Dr. Gary Habermas es posiblemente el erudito más eminente en materia de la muerte y resurrección de Jesús. Cuando tuve clase con él en la Universidad de Biola, algo que dijo acerca del proceso de crucifixión me quedó grabado en la memoria. Esto fue lo que dijo (parafraseando):
Hollywood normalmente no nos muestra un recuento realmente histórico de lo que eran la flagelación y crucifixión en el siglo primero. El único que creo se acerca es Mel Gibson, en La Pasión de Cristo. La parte en dónde Jesús es azotado con el flagrum (un látigo con varias cuerdas de cuero impregnadas con pedazos de vidrio, metal, piedras o hueso) me parece que es muy acertada. En cuanto a la parte de la crucifixión, creo que Mel Gibson se quedó corto.
El flagrum estaba diseñado para arrancar pedazos de piel y causar un sangrado profuso. Con tan solo unos cuantos azotes, la piel se desgarraba mostrando los músculos sangrientos. Unos cuantos azotes más y los músculos se convertían en una pulpa sangrienta. Otros pocos más y se podrían ver las arterias, huesos y venas. En algunas ocasiones, el flagrum llegaba a dañar las paredes abdominales que incluso se les salían los intestinos a las víctimas. Muchos no sobrevivían esta terrible tortura. Jesús hizo esto por ti y por mí.
Finalmente Jesús es crucificado.
Quisiera explicar por qué incluso historiadores ateos aceptan el hecho de que Jesús murió como resultado de los azotes y la crucifixión. El Dr. Habermas:
- Una sorprendente cantidad de textos afirman la muerte de Jesús. Estos incluyen (a) 1 Corintios 15:3 y varios credos primitivos muy respetados, plasmados en los evangelios pero que anteceden a los evangelios; (b) las narrativas en los Evangelios; (c) al menos diez textos no-canónicos; y (d) varias referencias en textos cristianos no-canónicos acerca de su muerte.
- Muchos estudios médicos concuerdan en cuanto a la causa general de la muerte por crucifixión. Las víctimas morían por asfixia en combinación con otros factores al colgar de la cruz en la posición “baja”. El asumir esa postura por más de unos pocos minutos causaba que la víctima comenzara a asfixiarse debido a la presión sobre los pulmones causada por los músculos intercostales, pectorales y deltoides.
- Fuentes antiguas reportan que ocasionalmente se les daba el “tiro de gracia” a las víctimas de crucifixión que garantizaba sus muertes. La lanza que perforó el costado de Jesús es un ejemplo. El consenso médico es que la lanza le perforó el corazón, asegurando su muerte. Por cierto, si Jesús hubiera estado vivo después de la perforación, ésta habría horadado su cavidad pleural, y se habría escuchado el ruido de un flujo de aire, conocido en medicina como neumotórax. Esto habría alertado a sus ejecutores quienes habrían aplicado otro tiro de gracia.
- El análisis del estudioso (por cierto, este hombre no era cristiano) alemán llamado David Strauss, hace ya más de un siglo, es la causa principal por la que la mayoría de los eruditos creen que en verdad Jesús murió por crucifixión. Si Jesús hubiera escapado a la muerte de cruz, no se podría explicar la creencia que tenían los discípulos de que resucitó. Una creencia que es reconocida por virtualmente todo erudito. Si Jesús hubiese sobrevivido a la crucifixión habría estado en un terrible estado de salud física: sangriento, amoratado, pálido, cojeando, sucio, y en obvia necesidad de atención médica. Esta condición habría eliminado cualquier tipo de esperanza o creencia de que Jesús resucitó. Ciertamente Jesús estaría vivo, mas no resucitado. Un cuerpo enfermizo como el de Jesús difícilmente sería una inspiración para tener un cuerpo resucitado como repetidamente lo relata el Nuevo Testamento.
Es por esto que muy pocos estudiosos cuestionan el hecho de que Jesús murió en la cruz. El erudito ateo John Dominic Crossan afirma:
“Que Jesús fue crucificado es tan seguro como cualquier hecho en la historia puede serlo”.
Borg (otro ateo) piensa que la ejecución de Jesús es
“El hecho más cierto acerca del Jesús histórico”.
Para nosotros, los cristianos, este evento consuma el pago de nuestra deuda con Dios. Constituye la justa retribución de la maldad que tú y yo hemos cometido. ¿Qué maldad? Considera esto: si alguna vez has sentido odio por “tu hermano”, Jesús dice que eres merecedor del infierno (Mateo 5:22). ¿Has codiciado a una mujer (o un hombre en tal caso)?, entonces Jesús dice que eres un adúltero. 1 de Juan 3:15 dice que si odias a tu hermano, eres un asesino, aunque no hayas matado a nadie. Si reflexionamos en esto, ninguno de nosotros ha llegado a la pubertad sin ser un adúltero asesino merecedor del infierno. Sin embargo muchos, incluso cristianos, piensan que son “buenos”.
Creo que el gran problema del cristianismo de hoy se resume perfectamente en palabras de Martyn D. Lloyd Jones.
“Casi todos nuestros problemas se deben al hecho de que somos culpables de una doble falla; fallamos por un lado en darnos cuenta de la profundidad del pecado, y por el otro lado fallamos en darnos cuenta de la grandeza, de la altura y de la gloria de nuestra salvación”.
Mis hermanos y amigos: el reflexionar, hoy, en la cruz de Cristo, es el primer paso para salir de este error. Si fuéramos buenos, Jesús nunca habría derramado una sola gota de sangre.
“Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”. Romanos 5:8
¡Amén!
those who need it or helping others in the streets or other places we are good and we already free ourselves from hell, because not that, at every moment we are committing sin, when we criticize, see ourselves with I wish the person who belongs to someone else is a man or woman, when we pay incomplete to which he did a job all this are examples of the fish that Jesus tones about himself to save ourselves and still continue to do them