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Respondiendo al reto: “La Biblia y Jesús son plagios de X”
Últimamente me han llegado muchas preguntas que se pueden resumir más o menos así:
La Biblia copió información de otros “mitos”.
Jesús es una copia de otros dioses paganos.
Por un lado ya he contestado a los que dicen que Jesús es un mito, aquí. Cabe señalar también esta lista de eruditos (incluyendo ateos) que creen que Jesús existió.
Vayamos ahora a más detalle. Esta es mi respuesta a las afirmaciones de que la Biblia se ha prestado de mitos paganos de otras religiones más antiguas.
Primero, el que hace la afirmación tiene la carga de la prueba. Si el amigo “ateo-de-feis” dice, “la Biblia se copió a partir de la religión de Zoroastro”, entonces “ateo-de-feis” debe DARNOS EVIDENCIA de que tal cosas sucedió así. De lo contrario está haciendo una afirmación vacía y además ha cometido una falacia llamada non-sequitur.
La Lógica que están siguiendo es la siguiente: A es un mito. B se parece a A, por lo tanto B también es un mito. Esto es un pensamiento errado.
Se necesita examinar la evidencia de B independientemente.
Para ilustrar mi punto veamos un caso interesante:
En 1898 Morgan Robertson publico una novela titulada «Futility» (pueden buscarlo en google).
La novela es un relato ficticio de un viaje trasatlántico del barco crucero “Titan” entre Inglaterra y Nueva-York. El barco más grande jamás creado desplazando 45,000 toneladas, el “Titán”, era considerado imposible de hundir. Sin embargo en medio de una noche de Abril, con tres hélices enormes impulsando la nave a más de 25 nudos, el Titán sufrió una colisión contra un iceberg y se hundió. El número de botes-salvavidas era el mínimo requerido por la ley (aunque más del doble se necesitaba para sus 3000 pasajeros), más de la mitad perecieron. Todo esto totalmente ficticio, novelesco e históricamente falso. Para mayor detalle ver esta lección a partir del minuto 14.
14 años después, el buque lujo más grande del mundo, el indestructible “TITANIC”, salió de Inglaterra camino a Nueva-York. En medio de la noche, las hélices triples del Titanic lo impulsaron a más de 25 nudos hacia un iceberg y se hundió. Ya que el Titanic estaba equipado con menos de la mitad de la capacidad de botes-salvavidas necesarios para 3,000 pasajeros (capacidad mínima requerida por ley), más de la mitad de los pasajeros murieron. Esto fue un hecho histórico.
Independientemente de las similitudes entre las dos narrativas, el segundo relato no se puede desmentir como simple ficción porque tenemos mucha evidencia de que el segundo evento es histórico. Los hechos del verdadero Titanic deben surgir bajo su propio mérito independientemente del ficticio “Titan”. Espero que vean el error lógico cometido. Uno no puede juzgar lo que no conoce a fondo. Esto es similar a, por ejemplo, presentarte con un extraño, compartirle algunos datos auto-biográficos para ser luego llamado un mentiroso e impostor. ¿Su evidencia? En los últimos 3 meses otras 12 personas le mintieron con los mismos datos. Tú ofreces evidencia, pero la evidencia se ignora porque eres asumido «a-priori» como impostor por sus ideas preconcebidas.
Creo que lo mismo sucede con muchos escépticos. Dicen que sólo aceptarán evidencia sólida pero usan argumentos sin evidencia sólida. Ellos primero asumen que Jesús fue un mito y que la Biblia se copió de otras religiones y luego buscan la forma de justificar lo que ya creen.
En esta historia del Titán y el Titanic, lo importante es la evidencia histórica de tales eventos.
Así que, cuando alguien me dice: “Jesús es una copia de Horus” o “La historia de la infancia de Mosiés es copia de Sargón I” o “La Biblia plagió información de Zoroastro”, mi respuesta es simplemente: “Muéstrame la evidencia”. En tales casos no hay evidencia alguna y sólo me limito a esperar a que el caso de “ateo-de-feis” se desmorone bajo su propia falta de datos. Luego proporciono algo de información para mostrar que el verdadero problema con estos escépticos es que prefieren creer cualquier historia falsa, siempre y cuando vaya en contra del cristianismo. Sólo repiten como pericos lo que ya han escuchado o leído en paginas ateas de Internet.
Cuando alguien me dice: “Jesús es una copia de Horus” o “La historia de la infancia de Mosiés es copia de Sargón I” o “La Biblia plagió información de Zoroastro”, mi respuesta es simplemente: “Muéstrame la evidencia”.
La moraleja es que una historia falsa no elimina una historia verdadera por mera comparación literaria al igual que la existencia de la moneda falsa no elimina la existencia de la moneda verdadera.
En el caso de Horus, muchas páginas ateas dicen que al igual que Jesús, Osiris nació de una virgen el 25 de diciembre, tuvo 12 discípulos, murió crucificado, resucitó al tercer día, etc…
En realidad, de los dos relatos del nacimiento de Horus, uno dice que nació de Isis, que por cierto no era virgen sino que fue la viuda de Osiris. La forma en que Horus fue concebido fue por medio de un hechizo en el que Isis reconstruye el cuerpo de Osiris y queda embarazada por su miembro viril (que por cierto estaba separado del cuerpo de Osiris). Esto se puede leer claramente en las fuentes primarias como esta y esta. En los relatos egipcios, Horus nace en la época conocida como Kohiak, que se extiende desde el 10 de Diciembre al 8 de Enero. Las fuentes egipcias nunca dicen que Horus nació el 25 de Diciembre. La Biblia tampoco dice que Jesús nació en esa fecha así que no hay importancia o relación alguna entre el relato bíblico y el mito de Horus. En cuanto a los 12 discípulos, esto es totalmente falso: algunas fuentes dicen que tuvo cuatro seguidores semi-divinos o 16 seguidores humanos que lo acompañaron en algunas batallas, pero el número 12 es un invento. Finalmente, en ninguna parte dice que Horus murió crucificado. Posiblemente porque ¡la crucifixión no había sido inventada!
Para una chusca refutación de esta idea ver este video.
Veamos ahora el caso de Zoroastro. Algunos dicen que la Biblia copió muchas cosas de Zoroastro. Esto es lo que dice el Dr. Gary Habermas de su libro, “La Singularidad de Jesús entre las mayores Religiones del Mundo”:
“Zoroastro, el profeta principal de la religión Persa que lleva su nombre, usualmente data del Siglo VI a.C. Pero él nunca afirmó ser deidad. Una de las principales preocupaciones es que los informes indican un lapso de posibles fechas del nacimiento de Zoroastro que varía tanto como 1000 años, ¡de 1500 a 500 a.C.![1] Pero el mayor problema es que, de entre los escritos de Zoroastro, ninguno data de entre el año 250 a.C. y 225 d.C. Así que esto automáticamente elimina el material más importante hasta, por lo menos, 700 años después de que Zoroastro vivió y quizá hasta 1700 años después, dado su rango de posibles fechas de nacimiento.[2]
Los únicos elementos que pudieron haber sido escritos por el propio Zoroastro son una pequeña serie de oraciones e himnos sin contenido teológico, que se integran en el Avesta, escritos hace más de mil años. Lo peor es que, las copias más antiguas de los manuscritos del Avesta son “sumamente dudosas” y datan del Siglo XIII, o unos 1800 años después de las fechas más tempranas del nacimiento de Zoroastro.[3] Gran parte de la teología de la religión (en particular su importante escatología) viene del Bundahishn, un escrito del Siglo IX d.C.[4] Así que el resultado final es que conocemos muy poco de la teología de Zoroastro, y lo que conocemos viene de fuentes muy antiguas que no fueron escritas por él.[5] Ciertamente no tenemos aquí a un rival para la enseñanza de Jesús sobre su deidad”.
El punto con la religión de Zoroastro es que, ¡ni siquiera sabemos qué dijo o que escribió Zoroastro y la teología de Zoroastro se desarrolló en el siglo 9 después de Cristo! Aquí debemos entonces preguntar: Si es que realmente hubo un proceso de plagio, ¡es más probable que el zoroastrismo haya copiado al cristianismo, y no al revés!
En cuanto a Sargón y Moisés, se dice que Sargón fue puesto en una canasta de cañas por su madre y luego rescatado. Primero: Como ya expliqué, esto no demuestra que la historia de Moisés sea falsa. De hecho, sabemos que en el Nilo y otros ríos, el abandonar a los hijos en una cesta era algo relativamente común. Es precisamente por eso que el relato de Moisés es creíble. Hablo de esto y de la confiabilidad del texto Bíblico en conformidad al trasfondo Egipcio en este estudio del antiguo testamento (Lección 11). Para el caso de moisés, ver la lección 11c por escrito o en video. Finalmente la historia de Sargón viene de dos tabletas cuneiformes del siglo 7 A.C. Fecha muy posterior a cuando se escribió el Éxodo. Esto es otro caso en el que, si el escéptico quiere forzarse a afirmar que un texto es plagio de otro, entonces la conclusión es que el mito de Sargón fue copiado de la Biblia. Pero como ya vimos, no vamos a cometer la misma falacia.
Finalmente, escéptico puede AFIRMAR muchas cosas y similitudes entre la Biblia y otras religiones, pero eso no basta: tienen que llevar la carga de la prueba y proporcionar evidencia histórica de sus afirmaciones. Hasta que no hagan eso, uno no está obligado a refutar cosa alguna porque no es necesario refutar una afirmación sin evidencia. Recuerda que una afirmación no es una refutación.
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[1] Nigosian, World Religions, 216; Irving Hexham, Understanding World Religions (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2011), 235. Sin embargo, el mismo Hexham escoge la tradicional fecha del S. VI a.C., en su volúmen Concise Dictionary of Religion, 239.
[2] Esto de acuerdo con Edwin Yamauchi, un antiguo historiador Persa de la religión. Ver Persia and the Bible (Grand Rapids, MI: Baker, 1990), 458-466 y el amplio ensayo de Yamauchi llamado, “Life, Death, and the Afterlife in the Ancient Near East,” en Richard N. Longenecker, Life in the Face of Death: The Resurrection Message in the New Testament (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1998), 21-50, especialmente 47-49.
[3] Winfried Corduan, A Tapestry of Faiths: The Common Threads Between Christianity and World Religions (Downers Grove, IL: InterVarsity, 2002), particularmente 63-64; cf. Nigosian, World Religions, 222.
[4] Yamauchi, “Life, Death, and the Afterlife in the Ancient Near East,” 48; Negosian, World Religions, 221-222.
[5] Como en el ejemplo de Yamauchi, “Life, Death, and the Afterlife in the Ancient Near East,” 49; cf. Corduan, A Tapestry of Faiths, 63.
¡Genial!
Estoy de acuerdo «…uno no está obligado a refutar cosa alguna porque no es necesario refutar una afirmación sin evidencia». Es por esto que no hace falta refutar la existencia de los dioses, pues nadie ha dado evidencias de su existencia.