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Hoy, al despertar, fui bombardeado con varias noticias que me desgarraron el corazón. Un ser querido tuvo un grave accidente con una sierra, el suicidio de un chico de 25 años—familiar de una persona de nuestra iglesia que amamos, y un querido amigo, John, hoy deja a su esposa Luisa viuda y a sus 3 hijos huérfanos de Padre.
Esto me ha hecho pensar en los hijos de John: Sonia, Sarita, y Jonathan. Y me ha hecho pensar:
¿Qué quisiera yo que mis propias hijas supieran si repentinamente tengo yo también que partir a la eternidad?
¿Que habría dicho John?
En realidad sería presuntuoso poner palabras en labios de John (no pretendo hacer eso de ninguna manera), pero John y yo tenemos algo en común: Cristo, y la esperanza de la resurrección y la Vida Eterna.
Esto es lo que escribiría yo a mis hijos y no creo que esta carta sea demasiado distinta a lo que John diría a sus hijos:
Mis pequeños hijitos,
Sepan que los amo con todo el corazón, y siento mucho dejarlos en este momento en que sé que aún me necesitan, pero Jesús me ha llamado a entrar al Reino. No le tengan ningún rencor a Dios, el sabe bien lo que hace. Ámenlo siempre, sigan en Sus caminos y no se alejen de Él. Dios es su Papito y él está con ustedes siempre.
Recuerden que no están solos, y es normal llorar. Cuando Jesús ya estaba a punto de ir con su Padre, sus discípulos estaban muy tristes, igual que ustedes. Pero Jesús les dijo unas palabras para consolarlos: El les dijo, “No tengan miedo, mi rebaño pequeño, que es la buena voluntad de mi Padre darles el Reino”. Ustedes son su pequeño rebaño, y yo ya estoy en el Reino, y ya no estoy sufriendo. Por eso, no tengan miedo, porque el Reino es también de ustedes porque creen en Jesús.
¿Saben? Cuando Jesús resucitó, destruyó a la muerte. Por eso nosotros no moriremos para siempre. Va a llegar un día en que Dios va a darnos un nuevo cuerpo como el de Jesús cuando resucitó.
Un súper-cuerpo que no morirá jamás…y estaremos juntos. Dios va a rehacer la tierra y el cielo. ¿Y qué habrá allá, preguntan ustedes? Es imposible explicarlo con palabras, pero imaginen esto:Va a llegar un día en que Dios va a darnos un nuevo cuerpo como el de Jesús cuando resucitó.
En la eternidad vamos a vivir con todos los cristianos que hemos conocido, y los que han vivido antes que nosotros.
Ahí vamos a vivir sin culpa (¿se pueden imaginar?), sin lágrimas, sin muerte, sin dolor.
Habrá banquetes de su comida favorita (si, vamos a poder comer delicioso). Dios en Su Palabra habla de banquetes.
El Nuevo Cielo y Nueva Tierra estarán llenos de florecillas púrpuras y amarillas; rosales sin espinas de todo color y fragancia, lirios, orquídeas, árboles cubiertos de musgo, y cascadas; cañones y montañas y ríos; riachuelos y prados, playas y rompeolas; leones amigables, tigres, y osos; tucanes y peces tropicales; águilas y colibrís coloridos; árboles colmados de duraznos, peras, y ciruelas; toda clase de uva y baya de vid.
¿Y donde dice la Biblia esto?
Tienen razón, la Biblia no dice, pero sí dice que el Creador de todas estas cosas estará ahí.
El Creador de estrellas y lunas y planetas y de atardeceres amarillos, anaranjados, rosados, y púrpuras estará allí. El Creador no solo de mundos, sino soles, cúmulos de estrellas, y galaxias—de las que no hay dos iguales. Vaya, que ni aún ha creado dos copos de nieve idénticos. ¡Estaremos allá!
Puede ser que algunas de las cosas que mencioné no estén ahí, pero si no entonces deben esperar cosas aún mejores en su lugar—no cosas peores.
En el Apocalipsis, Juan dice que seis serafines alados estarán ahí, y que un río de cristal sale del trono y que el río está rodeado por el Árbol de la Vida que produce doce cosechas de fruto y que sus hojas sanan a las naciones de toda enfermedad y dolor.
¿Se imaginan? ¿Qué sabor tendrá el fruto de la vida?
Saben, en la Nueva Tierra vamos a ver a Dios, y Él pondrá Su Nombre en nuestras frentes, y no habrá allí más noche; y no necesitaremos lámparas; ni luz del sol, porque la luz de Dios nos iluminará, y así reinaremos con Él por los siglos de los siglos.
Por eso, no tengan miedo, mi pequeño rebaño, mis pequeños, mis hijitos. Nos veremos pronto, yo estoy bien.
He perdido una vida que no pude conservar, pero fue para obtener una eternidad que jamás podré perder.
Voy a prepararles lugar.
Recuerden siempre que esta despedida es temporal. Nuestra reunión será ¡ETERNA!
Cristo Jesús, el Padre Dios y Su Espíritu están con ustedes.
¡Les amo con todo mi corazón!
¡Hasta Pronto!
Su Papi que les Ama Siempre.
Si deseas ayudar a la familia de John con la ola de gastos médicos, lo puedes hacer aquí.
Te pido que sigas orando por ellos!