En el Cielo, ¿Habrá Libre Albedrío?

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¿Habrá Libre Albedrío en el Cielo?

Por Chris Du-Pond/Clay Jones


Si para que haya amor, se requiere de que haya libre albedrío (amor que no se otorga libremente no es amor), entonces ¿cómo es que habrá amor en el cielo (y por ende libre albedrío)?

Por otra parte, ¿cómo es que no usaremos el libre albedrío para hacer el mal (después de todo, la Biblia dice que en el cielo no habrá muerte ni dolor)?

Escépticos famosos como Bart Ehrman se han hecho esta pregunta también. Precisamente Ehrman era cristiano y abandonó su cristianismo por el problema del mal y del sufrimiento:

“Casi todos los que creen en un libre albedrio otorgado por Dios también creen en la vida más allá de la muerte. Supuestamente, la gente en el “más allá” seguirá gozando de libre albedrio (tampoco serán como robots allá, ¿cierto?). Y (según eso) allá no habrá ni sufrimiento ni dolor. ¿Cómo es que la gente va a saber ejercitar su libre albedrio—sin dañar a nadie—en el cielo si no han sabido ejercitarlo bien aquí en la Tierra?” 1.]         

Esta es una pregunta común y hay varias razones por las que sí vamos a tener libre albedrío en el cielo pero no vamos a pecar.

Hay mucho que decir al respecto pero seré breve.

Primero, la Biblia dice que un día todas las cosas que causan pecado serán destruidas: “

El Hijo del Hombre enviará a Sus ángeles, y recogerán de Su reino a todos los que son piedra de tropiezo y a los que hacen iniquidad” (Mat. 13:41). 

Esto incluye a Satanás y sus ángeles caídos, al igual que todos los que probaron el bien y el mal pero que escogieron el mal (Ap. 20:10,13).

Habrá también una Nueva Tierra (Ap. 21:1) en donde la corrupción de la tierra será cosa del pasado; ya no estaremos a “un clic” del mal. Nuestros cuerpos serán redimidos y no serán presas de las lujurias y deseos de la carne (Fil. 3:21). Pero Dios espera completar todo esto hasta que lleguen todos los que han de venir a Él (2 Ped. 3:9).

Segundo, el castigo eterno de aquellos desafiantes no-arrepentidos va a servir como un recordatorio eterno de las graves consecuencias del pecado y la rebelión.

Tercero, sospecho que las lecciones aprendidas aquí en la tierra y en el Juicio venidero van a hacer del pecado algo absolutamente ridículo que simplemente no vale la pena practicar. Este aprendizaje se extenderá a todos aquellos que murieron en su juventud. Será como ver una mini película de tu vida que todos los demás verán. La biblia dice que todas las obras serán expuestas. Si en el juicio no habrá prisa alguna y el juicio de cada persona dura 15 minutos (que incluirá la mini película de tu vida), ahora multiplica esos 15 minutos por la cantidad de gente que habrá existido hasta el momento del juicio. Según el “Population Reference Bureau” 2, hasta el 2012 han existido unas 100,000 millones de personas. Si este es el caso, el Juicio final tardaría como 47,000 años si sucediera hoy. Eso será una tremenda educación para todos, incluyendo para aquellos que murieron jóvenes.

William Lane Craig enfatiza un punto similar en un debate con Ray Bradley. Bradley pregunta que porque Dios no creó el cielo directamente brincándose este mundo.

Craig: “No, el cielo no es un universo que se pueda actualizar tomado de forma aislada. Puede ser que la única forma en que Dios pueda actualizar el cielo con creaturas libres que le adoren sin caer en el pecado sería al tener, por decirlo así, este mundo antecedente donde hay un velo de decisión para el humano en el que algunos escogen Dios y otros escogen estar en su contra. De otra manera no sabes si el cielo es un universo factible. No hay forma de saber esa posibilidad”.


Bradley: “Lo que dice, en efecto, es que cuando caracterizo el cielo como un universo posible en el que todos libremente aceptan a Cristo, estoy equivocado dado as que esto debe ser precedido por este universo actual, este valle de lágrimas y sufrimiento en el que la gente peca y hace el mal”.


Craig: “Lo que afirmo es que puede ser no factible para Dios el actualizar el cielo en aislamiento de un mundo antecedente como este”. Ver http://www.leaderu.com/offices/billcraig/docs/craig-bradley3.html

He utilizado la siguiente ilustración cuando enseño de esto. Tomo un bolígrafo, lápiz o algún otro objeto filoso, lo acerco a mi ojo y pregunto: “¿les gustaría ver cómo me encajo un bolígrafo en el ojo?”3 Tomando el bolígrafo aún más cerca recalco, “¡podría hacerlo!” Luego pregunto, “Pero no lo voy a hacer. ¿Saben por qué?” Nunca nadie responde. Finalmente les digo,

“No me voy a encajar este bolígrafo en el ojo porque soy los suficientemente inteligente para no hacerlo; eso sería un acto de enorme torpeza”.

Consideremos que no les damos bolígrafos a los bebés porque, por seguro, tarde o temprano, se los encajarían en los ojos. Pero yo, aunque viviera mil millones de años en esta tierra (y no pierda el buen uso de mis facultades mentales), nunca me encajaría un bolígrafo en el ojo porque sé que sería algo muy torpe y dañino. 

Esto es lo que sucede en este mundo. Estamos aprendiendo a distinguir entre el bien y el mal (Heb. 5:14). Estamos aprendiendo que el pecado no es sólo rebelión sino una torpeza, que lastima, que hace daño a unos y otros, y es contraproducente.

Esto es lo que sucede en este mundo. Estamos aprendiendo a distinguir entre el bien y el mal (Heb. 5:14). Estamos aprendiendo que el pecado no es sólo rebelión sino una torpeza, que lastima, que hace daño a unos y otros, y es contraproducente. Estamos aprendiendo que Dios tiene razón, tenía razón, y seguirá teniendo siempre la razón. Y que en el Juicio Final, todos los pensamientos y hechos maléficos serán expuestos, vamos a obtener una impresionante educación acerca del horror del pecado. En otras palabras, esta vida nos prepara para poder usar nuestro libre albedrío con responsabilidad en el Cielo. Al igual que muchos adolescentes rebeldes, estamos aprendiendo a la mala—por medio de la experiencia—que nuestro Padre Celestial siempre ha tenido la razón. 

Y Finalmente, en el Cielo, aquellos que perseveren en su fe, habiendo aprendido que la rebelión es una locura inútil, verán a Dios y Dios les dará el Reino (2 Tes. 1:5; Lucas 12:32) en donde:

“Ya no habrá más maldición. El trono de Dios y del Cordero estará allí, y Sus siervos Le servirán. Ellos verán Su rostro y Su nombre estará en sus frentes. Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 22:3-5).

Y aquí culminamos con lo que parece ser la mayor objeción de Ehrman a la defensa del libre albedrio. El pregunta,

“Si él [Dios] interviene ocasionalmente para contrarrestar el libre albedrio, ¿por qué no lo hace con mayor frecuencia? ¿O mejor aún, todo el tiempo?” (13).

Luego escribe,

“no me es posible creer más en ese Dios, porque por lo que veo alrededor del mundo, no interviene” (16).

Esto preocupa a muchos cristianos y solía preocuparme a mí también. Pero, afortunadamente, comencé a entender que Dios tiene una muy buena razón para no intervenir más de lo que lo hace.

Primero, si Dios interviniese, “todo el tiempo”, entonces nuestras acciones no tendrían importancia alguna. De hecho, sería un mundo de caricatura. Pepito podría estar cortando su carne a la hora de la cena con un cuchillo filoso, y de pronto, en un arranque de ira, podría apuñalar a su hermanito. Pero el cuchillo milagrosamente se coinvertiría en un pedazo de caucho y toda la familia simplemente se reiría a carcajadas. Un estafador podría escribir una nota de amor a su esposa e inmediatamente después comenzar a escribir un cheque sin fondos, pero el bolígrafo—milagrosamente—dejaría de funcionar. Toma otro bolígrafo, pero no tiene tinta, y así sucesivamente. No necesitaríamos de elevadores; podríamos simplemente brincar de las ventanas y flotar alegremente hasta la acera. Y ¿para qué entonces ir a la escuela si nunca nadie sufriría de las consecuencias de no ir y no aprender?

Para que nuestras acciones tengan trascendencia, entonces las leyes naturales deben funcionar de manera predecible. Considere el trabajo del catedrático de Oxford, Richard Swinburne:

Si Dios permite que obtengamos conocimiento por medio de la experiencia y sobre todo nos permite escoger si queremos obtener conocimiento del todo o aun permitirnos tener un conocimiento bien justificado de las consecuencias de nuestras acciones—conocimiento que necesitamos si vamos a tener libertad para escoger entre el bien y el mal—entonces El necesita permitir males naturales que ocurran de manera predecible como consecuencia de procesos naturales.4

Swinburne tiene razón. A ningún adulto le gustaría realmente vivir en un mundo sin consecuencias.

Pero Ehrman se queja frecuentemente de las consecuencias. Por ejemplo, en cuanto al desastre que viene de las enfermedades venéreas escribe:

“No solo es homofóbico y odioso sino también incorrecto e inútil el culpar esta epidemia en las preferencias sexuales o la promiscuidad. Prácticas sexuales inseguras pueden hacer que la enfermedad se propague [¡y eso es poco decir!]—pero ¿por qué hay enfermedades en primer lugar?”

Y esta es la respuesta: sabemos que la tierra fue maldita por el pecado de Adán, habilitando todo tipo de enfermedad y pestilencia, y los descendientes de Adán siguen desobedeciendo a Dios al practicar inmoralidad sexual (sea de forma homosexual o heterosexual) trayendo sufrimiento sobre ellos. Si el hombre obedeciera a Sus mandamientos este mal no existiría.

También, ¿acaso duda Ehrman que si toda persona se volviera bíblicamente casta no eliminaríamos completamente el SIDA y otras enfermedades venéreas? ¿En verdad?

Ehrman menciona también el Huracán Katrina como un ejemplo de desastre natural donde la gente es culpada injustamente. Se queja que,

“algunas personas son prontas a culpar a otros seres humanos por lo que sucedió. Los diques fueron mal construidos, y todos los sabían. ¿Qué derecho tenían de construir Nuevo Orleans en ese lugar?” (231).

Ahora, yo no culparía de ninguna manera a las víctimas por lo que sucedió en Nuevo Orleans, pero ¿que no deberíamos culpar a los ingenieros y planificadores urbanos? Después de todo, la cuidad fue construida bajo el nivel del mar, los diques fueron construidos con la capacidad de soportar un huracán de categoría tres como máximo, a sabiendas que huracanes de categoría cuatro y cinco se han dado en esa zona.

 El daño masivo de Katrina se debió al error humano. Y si no hubiera Dios, entonces, ¿a quién se debería culpar? ¿Qué no es necesario llegar a algunas conclusiones de cómo sucedió este desastre para evitar que se repita? Y si no hay Dios, ¿Cuál es la lección?” Que no podría ser simplemente que, “¡Nos Equivocamos!” Como dice Proverbios 19:3,

“La insensatez del hombre tuerce su camino, Y luego contra Jehová se irrita su corazón”.

Así pues, Ehrman podría retractarse de su idea disparatada de que Dios debería intervenir “todo el tiempo” y simplemente opinar vagamente que Dios debería intervenir con mayor frecuencia. Pero ¿Cuándo estaría Ehrman satisfecho? ¿Si menos gente hubiera sido eliminada en el holocausto estaría satisfecho? Si en lugar de seis millones, ¿qué tal si solo 6,000 judíos hubieran muerto? ¿600? ¿60? ¿Que no culparía a Dios si solo 6 judíos hubieran sido exterminados en las cámaras de gas de Auschwitz de todas formas? ¿Cuánta maldad se supone que debe Dios eliminar y aun permitir a las criaturas libres aprender lo que una criatura libre puede hacer con su libertad, y así prepararlos para entrar al cielo habiendo comprendido el horror de la rebelión?

Si Dios quiere que sepamos no solo que nuestras acciones tienen consecuencias serias y aún más, que tienen significado del todo, entonces Él debe permitir que las leyes naturales operen de manera predecible.

Consideremos también que las cosas podrían ser mucho peores de lo que son ahora. Hitler intentó crear la primera bomba atómica, ¡pero no lo logro! ¡¿No habría sido eso un momento terrible en la historia de la humanidad?! Hitler, Mussolini, Mao, Pol Pot y prácticamente todos sus secuaces están todos muertos. Génesis 6:3 revela la decisión de Dios de acortar la vida humana a 120 años en contraste con los cientos de años que vivían antes del diluvio. Al limitar los periodos de vida, ha limitado también la cantidad de maldad que una persona puede cometer, y por lo tanto el sufrimiento que cualquier persona puede soportar.

Si Dios quiere que sepamos no solo que nuestras acciones tienen consecuencias serias y aún más, que tienen significado del todo, entonces Él debe permitir que las leyes naturales operen de manera predecible.

Desde luego, Dios pudo haber hecho el mundo de tal forma que cada vez que levantáramos la mirada al cielo, viéramos una espada de fuego merodeando sobre nuestras cabezas con el conocimiento de que el menor conato de rebelión resultaría en nuestra decapitación inmediata. Ahí entonces todo el mundo al menos fingiría ser un seguidor de Dios, ¿cierto? Pero una lealtad fingida no es más que una rebelión esperando su oportunidad. ¿Y cuál sería el resultado de una lealtad fingida? Como diría el antiguo refrán: “Una persona que cambia en contra de su voluntad, sigue teniendo la misma opinión”.

Si Dios quiere que la gente tome conciencia y responsabilidad de las consecuencias de sus actos y libremente decida si le va a amar a Él y a su prójimo, entonces el universo debe ser un lugar en el que hay suficiente evidencia de su existencia para que, los que quieran creer lo puedan hacer con suficiente justificación; pero sin tanta evidencia para que aquellos que se quieran rebelar no se vean forzados a fingir lealtad.5

REFERENCIAS


 

  1. De su Libro “God’s Problem” [El Problema de Dios
  2. https://www.bbc.com/news/magazine-16870579
  3. Tome esta ilustración hace años en una clase doctoral con el Dr. Dallas Willard.
  4. Richard Swinburne, Providence and the Problem of Evil (Oxford: OUP, 1998), 188-189.
  5. Aparentemente toma muy poca evidencia para ser ateo debido a que muchos de ellos están dispuestos a creer que el universo salió de la nada. ¿Cómo es que algo sale de la nada? Como dice el “nuevo ateo” Victor Stenger: “Debido a que ‘nada’ es de lo más sencillo, no podemos esperar que sea estable. Muy posiblemente sufrió un periodo espontaneo de transición hacia algo más complejo, como por ejemplo, un universo que contiene materia. La transición de nada-hacia-algo es algo natural, no requiere de agente alguno. Como el ganador del premio Nobel de física, Frank Wilczek, afirma, ‘la respuesta a la antigua pregunta ‘¿por qué existe algo en vez de nada?’ seria que “la nada es inestable’.” Del libro God: The Failed Hypothesis: How Science Shows That God Does Not Exist (Amhurst, NY: Prometheus Books, 2007), 133. O como Edward P. Tyron, Ph.D., profesor de física y cosmología en la universidad de Nueva York, escribe, “Como respuesta a la pregunta de por qué sucedió {el universo}, he ofrecido la modesta propuesta que nuestro universo es simplemente una de esas cosas que ocurren de vez en cuando”. Citado en Marcia Bartusiak, Thursday’s Universe (New York: Times Books, 1986), 253.

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4 thoughts on “En el Cielo, ¿Habrá Libre Albedrío?”

  1. Hola Chris, has pensado alguna vez , que no hay albedrío para elegir a Dios, ya que de haberlo, seria nuestro mérito.
    Te agradeceré mucho tu respuesta, Bendiciones!

  2. Chris, tus artículos son muy buenos. Desearía que pudieras escribir sobre el calvinismo, arminianismo, molinismo y pelagianismo.

    Saludos, desde Arequipa, Perú. Danny Totocayo Bonifacio.

  3. Señor Du-Pond,

    En otros textos usted ha descrito el mal como una consecuencia necesaria e inevitable de la existencia del Libre Albedrío. Insiste en que hasta Dios se tuvo que conformar con el dilema y crearnos un mundo pletórico de mal e hipocresía para poder garantizarnos este libre albedrío.

    Contradiciendo frontalmente sus otras afirmaciones, ahora en este texto nos garantiza que en otro hipotético lugar que nunca nadie ha visitado (usted tampoco), esta implicación no existe en absoluto, sólo hay libre albedrío y amor, pero no mal.

    Me estoy refiriendo al “Paraíso 2” del que usted habla, no al “Paraíso 1” que fue construído para Adán y Eva que resultó defectuoso y SI se podía pecar en él con el peor pecado (ocurrió el primer día de la inauguración), el pecado original que sufre toda la humanidad.

    Le agradecería que adoptara una de las dos alternativas mutuamente excluyentes para poder debatirla con calma. De momento me quedo reflexionando sobre por qué entre los intangibles Paraíso 1 y Paraíso2 se creó este mundo imperfecto que sí se puede constatar, y si el binomio libre albedrío – mal no es más que una simple excusa de algunos mortales para no abandonar la superstición, ese frustrante sentimiento descrito mejor que nadie por el gran Stevie Wonder:

    “Cuando crees en cosas que no comprendes, entonces sufres, la superstición no es el camino.”

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