Nadia Bolz-Weber y la revolución sexual que sí necesitamos (“Cristianismo” Liberal)

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Christopher Sardegna – Fotografía

Nadia Bolz-Weber y la revolución sexual que sí necesitamos

Por Alisa Childers

Usado con permiso de autor y editores. Artículo Original.


Con los recientes escándalos de abuso sexual en la iglesia, el número sin precedentes de parejas cristianas en union libre antes del matrimonio y el movimiento #ChurchToo, no hay duda de que la iglesia necesita una reforma en temas sexuales. ¿Pero qué tipo de reforma?

Nadia Bolz-Weber, fundadora de la Casa para Todos los Pecadores y Santos [the House for All Sinners and Saints], autora bestseller del New York Times, conferencista y teóloga pública, responde a esta pregunta en su último libro, Shameless: A Sexual Reformation [Shameless: Una reforma sexual]. Ella argumenta que los cristianos necesitan abandonar lo que la iglesia ha enseñado tradicionalmente sobre el sexo y el género y forjar una nueva ética sexual cristiana.

Respaldada por progresistas [liberales] de gran influencia como Rachel Held Evans, Sarah Bessey, Richard Rohr y Austin Channing Brown, anticipo que este libro será muy popular. Está bien escrito, es divertido, tiene los pies en la tierra y está salpicado de bombas F [palabras altisonantes]. Si alguien está buscando una manera de aferrarse al título “Cristiano” y al mismo tiempo poder satisfacer libremente sus apetitos sexuales de cualquier manera que crea que promueve su florecimiento sexual, Shameless será su manifiesto.

Rechazo de las enseñanzas de la Iglesia

Shameless se inicia con Bolz-Weber describiendo las enseñanzas tradicionales de la iglesia sobre el “plan de Dios” para el sexo. Ella resume y rechaza esa enseñanza en la Declaración de Denver, que escribió en respuesta a la Declaración de Nashville. En parte dice,

NEGAMOS que el único tipo de expresión sexual que se puede considerar sagrado es entre un cis-género, heterosexual, una pareja casada que esperó para tener sexo hasta que se casaron.

Ella no cree que el diseño de Dios para el sexo sea entre un hombre y una mujer dentro del pacto del matrimonio. Ella cree que lo que la iglesia ha enseñado tradicionalmente sobre el sexo es dañino, y necesita no sólo un cambio de imagen, sino una revisión completa. O, “Vamos a quemarlo todo  y a empezar de nuevo”, para citarla con precisión [palabra altisonante eliminada. Original en inglés: “Let’s burn it the f*** down and start again,”].

Hay muchas historias e ilustraciones en Shameless que los lectores conservadores encontrarían chocantes, y no dudo que muchas revisiones del libro las destacarán. Sin embargo, me gustaría interactuar con las creencias fundamentales que están por debajo de los argumentos. Ahí es donde reside el mayor peligro. En lugar de motivar a sus lectores hacia la obediencia a Dios y las enseñanzas de Cristo, Bolz-Weber les da permiso de seguir sus corazones y basar sus opiniones sobre el sexo en sus propios sentimientos, emociones y deseos. Ella hace esto de tres maneras sutiles.

1. Promueve una perspectiva poco ortodoxa de la Biblia

De niña, a Bolz-Weber se le enseñó que todo el propósito y la identidad de Eva era ser una “ayudante agradecida” de Adán:

“Dios se la dio a Adán, como una novia por correo. Adán era su propósito” (33). Y debido a que Eva “lo arruinó para el resto de la humanidad” comiendo la fruta (42), las mujeres deben enfocarse en verse bonitas, estar calladas, y estar siempre subordinadas y dominadas por los hombres.

No dudo que esto fue lo que Bolz-Weber aprendió en la escuela dominical. Pero su experiencia no representa fielmente lo que la Biblia realmente enseña sobre el jardín del Edén. Parece más interesada en desmantelar la ética sexual cristiana histórica que en corregir las interpretaciones erróneas de las Escrituras, corregir algunos errores del movimiento de pureza, o sumergirse en la Biblia para exaltar lo que enseña sobre el sexo. Aunque Bolz-Weber afirma amar la Biblia y predica regularmente desde ella, no la ve como un todo cohesivo. En una entrevista con la publicación LGBT Out in Jersey, ella dijo:

La Biblia no es clara sobre esta Mier**! La Biblia es una biblioteca. Digamos que tienes esta enorme biblioteca en tu casa y preguntas: “¿Cuál es el mensaje claro que mi biblioteca tiene que decir sobre el ‘género’? La poesía va a decir una cosa, la historia dice otra, la prosa dice algo, la ciencia ficción dice otra.

Ella tampoco ve toda la Biblia como una autoridad para la vida cristiana. Ella describe a uno de sus feligreses arrancando las ocho páginas de la Biblia que mencionaban la homosexualidad. La feligresa los arrojó al fuego, y finalmente “se permitió ser libre”. Luego, arrancando los cuatro Evangelios, los aferró a su corazón y, en un movimiento catártico, arrojó el resto de la Biblia al fuego (71). Bolz-Weber escribe:

Hay quienes dirán que es “peligroso” pensar que podemos decidir por nosotros mismos lo que es sagrado en la Biblia y lo que no lo es. Rechazo esta idea, y aquí está el por qué. (72)

Su “por qué” es su visión de la autoridad bíblica. Ella define los cuatro Evangelios como los libros más autorizados. Cuanto más cerca está un texto de esa historia, más autoridad tiene. Cuanto más lejos, menos. Así que no es ninguna sorpresa que muchos de los argumentos en el libro sean anecdóticos, más que bíblicos.

Con la Biblia fuera del camino, los lectores pueden ahora poner en el trono a su propia autonomía para guiar sus puntos de vista sobre el sexo.

2. Defiende una Definición Errada de Florecimiento Sexual

La nueva ética sexual de Bolz-Weber no se basa en directrices bíblicas, sino en la “preocupación por el florecimiento del otro” (12). Para una definición de “florecimiento sexual”, se dirige a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en busca de orientación y resume su definición de esta manera:

El consentimiento (consentimiento entusiasta, no sólo la ausencia de un “no”) y la mutualidad (disfrute por ambas partes) son lo que la OMS dice que constituyen una ética sexual de referencia. (11)

Sin límites claramente definidos para el sexo, ella escribe:

“Sea lo que sea que te parezca el florecimiento sexual, eso es lo que me encantaría ver que ocurra en tu vida” (60).

Esta definición de florecimiento sexual se hace realidad cuando Bolz-Weber escribe que mirar la pornografía con moderación no es necesariamente dañino, dependiendo de la personalidad, la historia y las relaciones de una persona. Recuerda haberle dado permiso a su hija de 18 años para pasar la noche en casa de su novio, aconsejándole que hable en la cama para que pueda aprender a comunicar sus deseos a sus futuros amantes. Ella escribe sobre su propio divorcio y la realización sexual que finalmente experimentó cuando comenzó a ver a su novio:

“Fue como una exfoliación de todo mi espíritu. Me ablandó y abrió mi corazón y limpió la mugre de mi cabeza. Fue bueno” (59).

Pero como creador y arquitecto del sexo, Dios es quien define el florecimiento sexual y decide lo que es “bueno”. Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, su Palabra es clara y unificada en su ética sexual. En Mateo 19, Jesús mismo afirma el propósito del sexo y el matrimonio:

“Por esta razón un hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su esposa, y los dos se convertirán en una sola carne.”

Jesús también condenó la “inmoralidad sexual”, que sus oyentes habrían entendido como cualquier actividad sexual fuera del matrimonio entre un hombre y una mujer.

Definirlo de otra manera es poner la propia opinión por encima de la de Dios.

3. Ella aboga por una comprensión errónea de la santidad de Dios

Santo, santo, santo, santo, santo, Señor, Dios del poder y de la fuerza El cielo y la tierra están llenos de tu gloria Hosanna en las alturas.

Después de citar la oración anterior, Bolz-Weber define la santidad como “la unión que experimentamos unos con otros y con Dios”. La santidad es cuando más de uno se hace uno, cuando lo que está fracturado se hace completo” (19). Ella relaciona esto con la unión sexual de “dos individuos amorosos” como santos porque están “unificados en un abrazo erótico” (20).

Distingue entre santidad y pureza al suponer que “la santidad se trata de unión y la pureza de separación” (26). El problema con esta definición de santidad es que es sacada de la nada y contradice lo que la Biblia enseña.

Bíblicamente, la santidad de Dios tiene que ver con la separación. Requiere que Dios no tenga unidad con el pecado. Como explica un teólogo, “la santidad de Dios significa que está separado del pecado y dedicado a buscar su propio honor”. Esta idea se expresa en toda la Biblia, empezando por el velo de separación en el tabernáculo que acordonaba el “lugar santísimo”, donde Dios mismo habitaba. Culmina en la Revelación que predice un tiempo en el que todas las cosas se harán rectas y santas, en el que todo en la tierra se separará del mal de una vez por todas.

El apóstol Pedro escribió:

“Pero como el que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta, porque está escrito:’Sed santos, porque yo soy santo'”. (1 Ped. 1: 15).

En otras palabras, sepárate del pecado, porque Dios está separado del pecado.

Aborto

Cualquier manifesto empeñado en destruir la ética sexual cristiana defenderá inevitablemente el derecho al aborto. Bolz-Weber escribe que “los cristianos originalmente creían que la vida comienza al nacer” y que el apoyo evangélico de la posición pro-vida es una invención política moderna (117). La historia se remonta a 1968, cuando Christianity Today publicó un artículo en el que se citaba a un profesor del famoso y conservador Seminario Teológico de Dallas que decía que los fetos no tienen alma.

Es cierto que los evangélicos eran inconsistentes en sus puntos de vista sobre el aborto a principios de la década de 1970, pero es demostrablemente falso afirmar que esta era la posición original de los cristianos. Los primeros cristianos se opusieron unánimemente al aborto, que, junto con el infanticidio, era una práctica común en el Imperio Romano del primer siglo. Ya en la época de la Didaché (80-120 d. C.), todos los escritores cristianos de la antigüedad que mencionaban el aborto lo prohibían. Como señala Albert Mohler,

“No hay duda de que el cristianismo histórico condenó el aborto y afirmó la santidad de la vida humana, nacida y no nacida”.

El Plan de Dios

Bolz-Weber escribe que el sexo es un regalo de Dios. Estoy de acuerdo. Dios inventó el sexo, lo regaló a la creación y lo bendijo como un esfuerzo bueno, santo, hermoso, placentero y fructífero. Pero Dios no nos dio sexo en aislamiento. No es como si les hubiera dado a Adán y Eva una chocolatina y les hubiera dicho: “Coman por placer, pero no coman tanto como para enfermarse”. Les dijo: “Sed fecundos y multiplicaos”. Aunque el sexo era placentero, el placer no era su único o último propósito. Su propósito final era la intimidad multifacética en el matrimonio, uniendo a dos personas para la vida, el compañerismo, el placer y la procreación.

Así que, al buscar la reforma, ¿desechamos lo que la Escritura testifica de principio a fin y seguimos nuestro propio camino? Como seguidores de Jesús, debemos considerar lo que él enseñó sobre el sexo y aceptar esa enseñanza como algo que da vida y es correcto. Después de todo, Jesús dijo: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos” (Juan 14,15). Simplemente no tenemos la opción de escoger cuál de sus enseñanzas seguir.

En una discusión pública con Matthew Vines, Sean McDowell invitó a la audiencia a imaginar un mundo en el que todos vivieran de acuerdo a lo que Jesús enseñó sobre el sexo y el matrimonio. Él dijo:

No habría enfermedades de transmisión sexual. Nada de abortos. No habría roturas por el divorcio. Cada niño tendría una madre y un padre y experimentaría el amor y la aceptación que cada padre ofrece de manera única. No habría violación, ni abuso sexual, ni tráfico sexual, ni pornografía, ni necesidad de una campaña #MeToo. Piensa en la sanidad y la integridad si la gente simplemente viviera las palabras vivificantes de Jesús con respecto a la sexualidad humana.

En ese tipo de mundo, no habría escándalos de abuso sexual en la iglesia. Los padres no tendrían que temer dejar a sus hijos al cuidado de otros. La lista podría seguir y seguir.

Las Escrituras no prometen a todos la realización sexual en esta vida. Ni siquiera promete una vida sexual alucinante a cada pareja que ha “seguido el plan de Dios”. Pero sí ofrece pautas que son para nuestro bien, florecimiento y protección.

¿Shameless [Sin Vergüenza]?

Aunque aprovecha cada oportunidad para burlarse y mofarse del “plan de Dios” para el sexo y el matrimonio como una idea dañina, poco práctica y anticuada, la alternativa que ofrece Bolz-Weber no es la respuesta. El simple hecho de ignorar o negarse a sentir vergüenza no solucionará el problema. Esa vergüenza volverá. Nuestro mayor problema no es la vergüenza, es el pecado. Experimentar un sentido de vergüenza sobre nuestro pecado es algo bueno, porque lleva a las buenas nuevas de que Cristo ha tomado nuestro pecado y vergüenza sobre sí mismo. La única manera de ser verdaderamente desvergonzados es arrepentirnos de nuestro pecado y poner nuestra fe en Cristo. Como dice Romanos 10:11: “El que cree en él no será avergonzado jamás”.

La verdadera reforma no sería abandonar la enseñanza de la Biblia, sino empezar a vivirla.

Todos tenemos, de una manera u otra, un “plan de Dios” malogrado, y estoy agradecida con Dios por su gracia y misericordia hacia mí. Esta es la belleza de la convicción, el arrepentimiento, y el perdón y la restauración que Dios ofrece a sus hijos. Sí, necesitamos una reforma. Pero lo que ofrece Bolz-Weber no es una reforma. Ella ha reciclado una ética sexual tan antigua como el paganismo mismo y la ha rebautizado como “cristiano”. La verdadera reforma no es abandonar la enseñanza de la Biblia, sino empezar a vivirla.

Alisa Childers es una cantante y compositora estadounidense que escribe en alisachilders.com, un blog de apologética para cristianos que dudan y escépticos honestos. Puedes seguirla en Twitter.

 

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