¿Por qué DIOS permite los temblores y terremotos?

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¿Por qué DIOS permite los temblores y terremotos?

Por Chris Du-Pond

El 19 de septiembre de 1985 a las 7:17 AM, ocurrió en la Ciudad de México uno de los terremotos más devastadores en la historia de la humanidad. El sismo de 8.1 grados en la escala de Richter causó daños extremos con pérdidas humanas incalculables. Nadie sabe a ciencia cierta cuántas personas perdieron la vida. El gobierno mexicano reconoció oficialmente 3,192 muertes, pero otras organizaciones reportaron cifras de hasta 20,000.

A mí no me tocó vivir este terremoto. Yo tenía 13 años, pero sí lo sentí a unos 200 km al norte, en Querétaro donde vivía. De hecho, recuerdo que me encontraba en el patio de la secundaria con varios compañeros.

El 7 de septiembre del 2021 se suscitó otro sismo en la Cuidad de México de 7.1 grados con epicentro en el estado de Guerrero. Afortunadamente no se dieron pérdidas humanas mayores.

Lo que he descrito son hechos. Vivimos en un mundo donde hay desastres naturales como terremotos, tsunamis, huracanes y demás.

Es también un hecho que creo en el Dios de la Biblia. Un Dios que nos ama y que quiere nuestro bienestar. Y quisiera ser muy honesto al reconocer que a veces cuesta conciliar un Dios bondadoso con el poder devastador de un terremoto. La pregunta en mente de muchos es:

Si Dios es bondadoso, y todopoderoso, ¿por qué permite los terremotos?, o más aún, ¿Es Dios mismo el que los crea?

Respondamos esto con sinceridad.

Haré una afirmación que probablemente incomode a muchos de mis lectores. Luego justificaré con hechos y evidencia mi afirmación.

Y mi afirmación es la siguiente:

Sin Terremotos y movimientos de placas tectónicas, no habría vida en el Planeta Tierra.

Dadas las leyes de la física que Dios creó para nuestro universo—leyes por cierto optimizadas y ajustadas para permitir la existencia de vida—los terremotos son esenciales para permitir vida inteligente. Vemos la bondad de Dios en que el número e intensidad de los terremotos son tales que permiten el florecimiento y bienestar general de la humanidad.

Sin Terremotos y movimientos de placas tectónicas, no habría vida en el Planeta Tierra.

LA NECESIDAD DE PLACAS TECTÓNICAS

Reciclaje de Nutrientes.

Según el astrónomo, el Dr. Hugh Ross, para que se desarrollen formas de vida complejas y avanzadas (o incluso para que se den formas de vida primitivas y que sobrevivan un periodo mayor a unos cuantos millones de años), la corteza terrestre debe poder desquebrajarse con facilidad a manera de placas que puedan deslizarse unas sobre otras. Estos movimientos telúricos producen terremotos y sismos. Los geofísicos y astrónomos se refieren a estos rompimientos de la corteza como “movimientos de placas tectónicas”.

Sin movimientos tectónicos sería imposible el reciclado de nutrientes esenciales para el desarrollo de vida inteligente a largo plazo. Permítanme explicar:

Las cordilleras montañosas en la Tierra son una característica sobresaliente de nuestro pequeño planeta azul. Aunque las montañas se erosionan con el tiempo, los ciclos orográficos y movimientos tectónicos aseguran que las montañas sigan en formación perpetua en la corteza terrestre. Por ejemplo, la constante colisión entre el subcontinente índico y Asia sigue moldeando y aumentando hoy día la altura de la cordillera del Himalaya. La erosión y el ciclo de levantamiento de la tierra expone a la superficie nutrientes esenciales para sostener los ecosistemas aledaños.

Sin movimientos tectónicos sería imposible el reciclado de nutrientes esenciales para el desarrollo de vida inteligente a largo plazo.

La erosión extensa de cadenas montañosas contribuye a la formación de placas continentales en las costas. Esta misma erosión deposita vastas cantidades de nutrientes diversos sobre las placas continentales y a las profundidades oceánicas que permiten a estos ecosistemas florecer y sustentar cantidades colosales de plantas y animales.

A su vez, estas cantidades colosales de plantas y animales forman, al morir, constituyen la base de hidrocarburos y biodepósitos de los cuales depende la civilización moderna. Sin embargo, solamente los recursos depositados después de 600 millones de años se encuentran hoy en formas económicamente recuperables.

Con el paso del tiempo, los nutrientes acumulados en el subsuelo marino son levantados a la superficie por medio del movimiento de las masas continentales (que en su caso incluyen terremotos).

Sabemos que en el pasado se suscitaron movimientos violentos en las placas continentales en este ciclo que proporcionaron condiciones óptimas para el florecimiento de la vida como lo fueron la explosión del cámbrico y la explosión de avalón.

De manera similar, depósitos de minerales y metales como el cobre se hacen accesibles a la humanidad por medio de movimientos telúricos. Sin tales metales sería imposible tener avances tecnológicos modernos.

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Placas Tectónicas y su influencia en la Atmosfera.

Sin movimientos tectónicos la atmósfera no podría sustentar todos los ingredientes que requiere la existencia de formas de vida complejas. Los ciclos de acumulación de masa terrestre seguida de desplazamientos de placas en forma de terremotos y volcanes ayudan a explicar la acumulación de dióxido de carbono.

Sin movimientos tectónicos la atmósfera no podría sustentar todos los ingredientes que requiere la existencia de formas de vida complejas.

Los ciclos repetidos de acumulación de masa terrestre seguida de la eyección volcánica de dióxido de carbono en la atmósfera (con sus inevitables sismos y terremotos) explica los tres eventos de glaciación más importantes así como los periodos interglaciares cálidos. Estos periodos de glaciación acompañados de sus periodos interglaciares causaron una transición en la atmósfera originalmente dominada por metano a una dominada por dióxido de carbono, cimentando el camino para formas de vida complejamente avanzadas. El aumento de bacterias que consumen sulfatos acompañado del aumento paulatino de los niveles de oxígeno causó un descenso importante en la producción de metano. De esta manera los organismos fotosintéticos dejaron de depender del metano para florecer. La combinación de masas terrestres y un clima atmosférico distinto permitieron la introducción de nuevas especies de plantas terrestres.

Estas plantas aumentaron los niveles de arcilla y la acumulación de fósforo en los océanos. Esta acumulación de grandes cantidades de fósforo y otros nutrientes en los océanos causó la multiplicación de organismos fotosintéticos marinos y con ello una explosión en los niveles de oxígeno en la tierra. Todo esto propicia el desarrollo eventual de mamíferos terrestres. Sin la existencia de terremotos y sismos, estos cambios atmosféricos no habrían sido posibles.

Placas Tectónicas y el Problema de la Luminosidad del Sol

La vida en la Tierra requiere de un sistema de temperatura y ventilación extremadamente complejo y preciso. Mucho de esto depende de tener un Sol muy estable. Carl Sagan y George Mullen articularon el problema en 1972. Ellos explicaron que el Sol consume hidrógeno y produce helio en su horno nuclear y esta fisión aumenta la densidad del centro del Sol. Una densidad alta del Sol produce mayor luminosidad. Así, a medida que el Sol envejece, su densidad central aumenta y por ende aumenta también su luminosidad. Sagan calculó que el Sol es aproximadamente 30% más brillante que cuando la vida se originó en la Tierra.

Este aumento paulatino de luminosidad del sol presenta un gran problema porque la existencia de vida en la tierra requiere temperaturas poco fluctuantes. Varios estudios muestran que un cambio en la luminosidad solar del 2% harían de la Tierra un planeta no apto para sostener vida. Y a pesar de este aumento constante en luminosidad, la vida en la Tierra ha persistido todo este tiempo.

La forma principal en que la Tierra compensa al aumento de luminosidad del Sol es por medio de la erosión de silicatos expuestos. Los silicatos se forman cuando el agua se pone en contacto químico con basaltos. Los silicatos son más ligeros que los basaltos y tienden a acumularse encima de los basaltos. La combinación de este “flote” con movimientos tectónicos resulta en la acumulación cada vez mayor de silicatos en la superficie sobre el nivel del mar.

Cuando la lluvia cae sobre estos silicatos, se produce una reacción química que produce carbonatos y arena. El primer beneficio de esta reacción es la eliminación de gases que producen el conocido “efecto invernadero”  de la atmósfera. Como consecuencia, a medida que el sol se hace más brillante, la atmósfera de la Tierra se vuelve progresivamente menos eficiente para atrapar la radiación térmica incidente del sol. La erosión de los silicatos en carbonatos y arena, por tanto, es un factor importante para compensar la creciente luminosidad del sol, de modo que la temperatura en la superficie de la Tierra se mantiene a un nivel ideal para sostener vida. El segundo beneficio es la producción de carbonatos y arena de invaluable valor industrial.

Aunque la erosión de los silicatos es el factor más importante para compensar el aumento del brillo del Sol, no es suficiente por sí sola. Para completar la compensación, es necesario sepultar enormes cantidades de carbono biosférico (carbono atrapado en los tejidos de los organismos vivos y muertos) a suficiente profundidad en la corteza terrestre para evitar que su descomposición devuelva el dióxido de carbono a la atmósfera.

Hace varias décadas, los geólogos observaron que las inundaciones y las erupciones volcánicas enterraban enormes cantidades de carbono biosférico. Sin embargo, hasta hace muy poco, habían pasado por alto un factor igualmente importante que contribuye sepultar carbono biosférico. En el ejemplar de junio de la revista Geology, un reportaje reporto que un equipo de nueve geocientíficos midió la cantidad de carbono biosférico que quedó enterrado por movimientos telúricos e inundaciones causadas por el terremoto de magnitud 7,9 que se produjo en 2008 en Wenchuan, China6.

El terremoto provocó desprendimientos masivos que sepultaron rápidamente la vegetación de las laderas y el suelo rico en materia orgánica. El vertido fluvial de carbono biosférico se duplicó en las partes más bajas de los ríos que salían del lugar del terremoto. En su trabajo de investigación, el equipo concluyó que los grandes terremotos son, en efecto, un factor importante en la extracción de dióxido de carbono de la atmósfera.

Podemos dar gracias a Dios por todos los grandes terremotos que han contribuido a mantener fresco nuestro planeta, a pesar de que el sol es cada vez más brillante.

El equipo de nueve geocientíficos nos ha dado, por tanto, otro elemento que añadir a nuestra lista de agradecimientos Dios. Podemos dar gracias a Dios por todos los grandes terremotos que han contribuido a mantener fresco nuestro planeta, a pesar de que el sol es cada vez más brillante. También podemos dar gracias a Dios porque los terremotos son lo suficientemente potentes y numerosos como para compensar a la luminosidad de un Sol cada vez más brillante, pero no tan potentes y numerosos como para dificultar nuestra vida en las ciudades. Gracias a que la Tierra posee seis tipos diferentes de agua líquida, a que los océanos de la Tierra tienen la extensión y la profundidad justas, y a que la corteza terrestre posee los tipos y la abundancia de minerales justos, la producción de talco se produce en las zonas de subducción entre las placas tectónicas y lubrica suficientemente esas placas tectónicas para que no se produzcan terremotos que acaben con la civilización.

Tenemos mucho que agradecer a Dios. El descubrimiento del equipo de nueve geocientíficos es una prueba más de que cuanto más estudiamos e investigamos el libro de la naturaleza, más elementos acumulamos para añadir a nuestra lista de cosas por las que debemos expresar nuestro agradecimiento por la generosa y amorosa provisión de Dios.

Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que sin la existencia de terremotos no estaríamos aquí. De hecho ningún tipo de vida avanzada existiría en la Tierra.

Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que sin la existencia de terremotos no estaríamos aquí. De hecho ningún tipo de vida avanzada existiría en la Tierra.

Por otro lado debo reconocer que emocionalmente me duele cuando alguien sufre debido a los terremotos. Sobre todo los niños. Ese tema es más complejo y requiere de cierta profundidad.

Afortunadamente ya he escrito de ese tema en mi escrito: ¿Por Qué Dejó Dios Morir a Aquél Niño?

El mundo en que Dios nos creó debe funcionar de manera regular y predecible no solo para que podamos florecer y los terremotos son parte de esa regularidad que hacen posible nuestra existencia y florecimiento.

Son todo esto aun hay mucha gente que muere en temblores. Sin embargo esto es debido principalmente a la negligencia a corrupción humanas.

Si tomamos la última década como referencia, unas 60,000 personas han muerto a causa de terremotos y sus efectos secundarios como avalanchas, tsunamis e incendios).

Es muy notable que hay una diferencia muy marcada en cuanto al numero de víctimas de un país a otro debido a la pobreza. Es típico que haya muchas mas muertes en países pobres que en países ricos. Esto tiene sentido ya que en países pobres, hay menos educación en cuanto a construcción a prueba de terremotos y aun con educación se utilizan materiales sub-estándar para construir edificios.

Sin embargo, hay otro factor en juego. Algunos países experimentan más (y menos) muertes de las esperadas en función de la riqueza del país.

Esta diferencia está directamente relacionada con la corrupción en esos países. Utilizando el Índice de Percepción de la Corrupción tabulado por el Instituto de Transparencia Internacional en Berlín (Alemania), los investigadores descubrieron el papel fundamental que desempeña la corrupción en toda la sociedad en las muertes causadas por los terremotos. Según los investigadores, “algunos países son más corruptos de lo previsto. Es en estos países donde se ha producido alrededor del 83% de todas las muertes por terremotos en las últimas tres décadas”.1 Quizá lo más sorprendente sea la comparación de los recientes temblores de Haití y Nueva Zelanda, ambos de 7.0 grados en la escala de Richter. El número de muertos en Haití, donde la corrupción es alta, fue, según muchas estimaciones, muy superior a 300,000. En Nueva Zelanda, donde hay poca corrupción, el número de muertos fue, en efecto, cero.

En resumen: las muertes relacionadas con los terremotos se deben, en gran medida, a fallas morales y podrían entenderse, con razón, como un ejemplo de maldad moral, no de maldad natural. Hay que culpar a los humanos corruptos, no a Dios.

Créditos: Mucho del material científico de este artículo se lo debo al Dr. Hugh Ross y a su magnífico libro Improbable Planet y a varios artículos de su autoría en reasons.org

  1. Nicholas Ambraseys and Roger Bilham, “Corruption Kills,” Nature 469 (January 13, 2011): 153–55

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3 thoughts on “¿Por qué DIOS permite los temblores y terremotos?”

  1. Algunas veces me hice esta pregunta, muchas gracias y saludos desde Venezuela hermano Chris.

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